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Una propuesta.

Para entretener los calores del verano, ¿qué os parece si escribimos un relato entre todos?
Invitamos a participar en él a los que en algún momento se han visto animados a “hojear” este blog. Basta con pinchar en los comentarios de este artículo y escribir lo que la inspiración dicte. En septiembre recapitularemos el resultado.
Para facilitar el seguimiento de este artículo he puesto una entrada en la columna de la izquierda bajo el título de RELATOS COMPARTIDOS.
Si os parece bien, comienzo yo poniendo el título y las primeras frases.
Un saludo. Feliz verano y ¡a escribir!

Manoli

Nuestro relato comienza así:


VOLVER SOBRE LO ESCRITO

Marta se miró en el espejo sin prestarse mucha atención. Cogió el bolso y el paraguas y salió a la calle. Tenía treinta minutos para llegar a la cafetería donde había quedado. Más que suficiente.
La tarde era gris pero no llovía. Sin pensarlo, echó a andar.

73 comentarios

Inmacculada -

El tiempo transcurría y todos se preguntaban qué sucedería a continuacion.

Inmaculada -

en concreto Ten little niggers, o sus tan queridos diez negritos. ¿Tendrían ellos asignados un papel en esta nueva versión? ¿Sería Agatha capaz de seguir manipulando a la gente?

Inmaculada -

Pero Marta, ajena a estas consideraciones, no hacía más que pensar que sus vidas se habían vuelto más vulnerables que nunca, y le parecía estar repitiendo la parodia distorsionada de una obra

Críspulo -

Teresa ya estaba recuperada de la impresión que había supuesto su reencuentro con Duarte, cuando cenaban juntos a la caída de la tarde.

-Bueno Sebas, creo que ha llegado el momento de que me des algunas explicaciones.

-Es muy largo de contar, y creo que deberías esperar a que estemos todos para conocer las razones.

- Por favor dime una cosa, tu supuesta muerte, dudó un momento como intentando ordenar sus pensamientos, ¿Marta estaba informada?

- Por supuesto que no, ni siquiera Linares lo supo. La situación no daba posibilidad a otra salida, la última operación en la que participamos salpicó demasiado a la Organización y desde instancias superiores se preparó mi muerte.

- Marta no volvió a ser la misma, comenzó diciendo Teresa, al principio aconsejados por Linares y más tarde por falta de interés por su parte, nuestros encuentros se fueron distanciando en el tiempo hasta el punto de que hace muchos años que no la veo. La hecho mucho de menos.

- No tienes que preocuparte, está muy bien, tal y como te he dicho pronto nos reencontraremos y muchas de las dudas que te han torturado últimamente desaparecerán.

- ¿Seguro? No se que decirte.

- Más que seguro, se de vosotras bastante más de lo que crees. No puedes ni imaginarte las ventajas que supone estar muerto para determinadas cosas.

- Una sonrisa iluminó la cara de Teresa, las palabras de su antiguo compañero restaron un poco de la angustia que le suponía su reencuentro con Marta.

ViCtOrIa -

-Lo siento Marta, pero esa es una pregunta para la que no tengo respuesta.
Marta siguió dando pequeños sorbos y pensando. No encontraba el nexo de unión entre el desaparecido Duarte y la desaparición de Marta. Pero una cosa tenía clara, de un modo o de otro Linares sabía más de lo que aparentaba.

marisa -

-Linares, dijo Marta dejando el vasito en la mesa, ¿ y nos vas a decir que tu no sabias nada sobre esta historia?, si no recuerdo mal tu eras su protector..
-Mira Linares, interrumpió Carlos, solo queremos encontrar a Teresa, y yo, por mi parte, no quiero saber nada relacionado con todas aquellas historias del pasado, pertenecen a otras épocas, éramos demasiado jóvenes, y ahora sólo quiero recuperar mi vida, y tras una breve pausa añadió: y a ella. Nada más.
Y levantándose de la mesa, se dirigió hacia los ascensores.
-Marta, me voy a mi habitación. Avísame si pasa algo.
-Ve tranquilo Carlos, todo va a salir bien.
Y mientras Carlos desaparecía por el vestíbulo hacia los ascensores, Marta tomaba otro sorbito de ese delicioso té.
-Y bien Linares, no contestaste a mi pregunta, ¿sabias o no que Duarte había muerto?

Pilar -

Marta se llevó a la boca el pequeño vasito de te verde aromatizado con menta y azahar, quemándose los labios mientras digería la noticia de que Duarte estaba vivo como para escribir esa nota

lola -

se acercaron a la mesa, el saludo fue frio y distante, Linares los invito a sentarse con un gesto de mano, enseguida se acerco un camarero, les pregunto si deseaban tomar algo. Marta pidio un té verde, Carlos solo agua. Tras unos minutos de silencio Linares dijo:
-os preguntareis que haceis aqui,
bien yo estoy tan sorprendido como vosotros, recibi una carta acompañada de instruciones pidiendome que estuviera en el hotel hoy.
El camarero llegó con las bebidas, pero ademas les entrego un sobre, alguien lo habia dejado para ser entregado. Miraron sorprendidos, preguntaron quien, el camarero solo atino a dar una vaga descripcion que podia corrresponder con Habib.
Linares tomo el sobre y se dispuso ha abrirlo, saco la nota, era breve los esperaban mañana al mediodia en Sidi -allal- el-Bahraoui. Linares sonrió cinicamente y comento
-esta nota solo la ha podido escribir Duarte
Carlos y Marta se miraron sorprendidos, para ellos habia muerto hacia años

Pilar -

No tuvieron paciencia para subir a la habitación, sin pasar por el bar antes.Dejaron al botones subir solo con el equipaje, y se dirigieron al bar con una mezcla de curiosidad e incertidumbre. El corazón de Marta, sobre todo, palpitaba con una fuerza especial hasta que sus ojos se posaron en cierto caballero que fumaba tranquilamente en la única mesa ocupada del bar del hotel.

Manoli -

porque la verdad es que ya no sabían qué pensar.
Hablaron poco durante el camino, un inmenso cansancio se cernía sobre ellos y el miedo a lo desconocido empezaba a hacerles mella.
- Estamos llegando- dijo Habib.
Efectivamente ya podían ver el suntuoso hotel Siaha. Tenía que ser lo mejor, Linares no permitía otra cosa.
Antes de salir del coche, Marta intentó reponerse un poco y dándose ánimos más a sí misma que a su compañero dijo
- Allá vamos, como en los viejos tiempos.
Carlos asintió tristemente y abrió la puerta un botones cogió su escaso equipaje y se dirigieron a recepción. Dieron sus nombres y el empleado, con una cortesía exquisita les dio sus llaves y les pasó una nota. Una sola frase.
- Os espero en el bar.
No necesitaba firma.

Marisa -

Y Una silueta alta y bien proporcionada se apostaba bajo el dintel.
Fatima, dejó el paño en el agua aromatizada y sin mediar palabra, abandonó la estancia.

-Hola Teresa, dijo la figura, cuanto tiempo!.
-Hola Sebas, murmuró Teresa.
-Imagino que estás bastante desconcertada, prosiguió diciendo, pero todas las cosas tienen su explicación. Todo a su debido tiempo, conluyó.

Teresa estaba de pie, inmóvil, y realmente no se le ocurría nada que decir.

-Sebas, ¿por qué ahora?, acertó a decir finalmente.Y tras una pausa añadió;
-hace mucho tiempo que superamos tu ausencia y ahora...estás aquí, enfrente de mí, hablándome como si nada!...esto es de locos, apostilló Teresa.
-Mira, te lo explicaré todo, os lo explicaré todo, mejor dicho, porque Marta y Carlos vienen de camino...Y Linares también.
-¿Y Linares, Sebas? ¿qué tiene que ver Linares en todo esto?, preguntó Teresa algo azorada.
-Bueno supongo que él también tiene mucho que contaros...
-Teresa, no temas, dijo Sebas posándole las manos en los hombros, todo está bajo control, ¿recuerdas?´
-Sí, "somos invencibles", dijo Teresa acuñando la máxima que en otros tiempos, cuando las cosas se les torcían, les daban ánimos para continuar, pero ahora todo era distinto.
Ahora se daba cuenta de que el libro, la misión encomendada tan secretamente no era sino una trampa, para reunirlos a todos en aquél lugar..
¿Pero por qué Linares los quería conciliar a todos?

Mientras tanto, Marta y Carlos, muy preocupados y pensativos, seguían de camino a Rabat, al encuentro de Linares o eso creían...

Marisa -

Sebastián había sido siempre el hombre de confianza de Linares, a pesar de ser el más joven de todos, quizás no superaba los veinticinco por aquel entonces, pero su curriculum era impresionante, digno de un cerebro privilegiado: Licenciado en Derecho y en Historia del Arte, practicante de varias disciplinas de artes marciales, y estudiaba para ser piloto de avión, dominaba varios idiomas, entre ellos el árabe, lo que lo convertiría en el perfecto enlace en todas las negociaciones más delicadas y peligrosas.
Cuanto más peligrosas, más le atraían, y ese entusiasmo era lo que le hacía especial a los ojos de Linares, además de su carácter fuerte y dominante que lo convirtieron, sin duda, en una persona indispensable para la Organización.
Era un auténtico valor en alza, pues esa insolente juventud le hacía creerse inmortal, arriesgándose demasiado en cada una de las misiones que se le encomendaban.

Justamente por esto, la noticia de "su muerte" no nos pareció extraña a ninguno de los que integrábamos el grupo de operaciones, pero nos afecto mucho, demasiado me atrevería a decir.

Según la Organización, el "abogado" como así lo llamábamos dentro del grupo, habría perecido a manos de unos sicarios que le tendieron una trampa en uno de los canjes previstos por la cúpula. Fue la misión más peligrosa de todas y la última en la que participamos todos.

-Pero de eso han pasado muchos años, pensó Teresa.

Y ahora no cabía duda de que el abogado estaba bien vivo y a juzgar por las voces que provenían de la estancia contigua, seguía siendo el mismo de siempre.

Una vuelta de llaves, abrió la puerta...

Marisa -

A Teresa le empezaron a temblar las piernas, y un sudor frío y desagradable, le recorría el cuerpo de la cabeza a los pies, su visión se volvía borrosa por momentos; sin duda, estaba a punto de sufrir una lipotimia. Sin embargo y a pesar de sentirse morir, aún tuvo fuerzas para decir con un hilo de voz, pero perfectamente claro, el nombre de la persona que había creído reconocer tras esos ropajes...
.- Sebastián Duarte!!, balbuceó Teresa y, al punto de nombrarlo, cayó al suelo desmayada.

Cuando despertó, se encontró en una preciosa estancia, fresca y muy luminosa, a pesar de tener unas ventanas pequeñas; estaba recostada con las piernas en alto, en una especie de diván de vivos colores, y acompañada, tan solo, por la mujer que les había recibido al llegar. Esta mujer estaba arrodillada a su lado, apoyada en un mullido cojín de tela adamascada.
Muy cuidadosamente, Fatima, que así se llamaba, metía una y otra vez en una especie de palangana, un paño que empapaba en agua y algo más, quizás algún tipo de aceite aromático o menjunge hecho por ella misma, y que hacía descansar sobre la frente de Teresa, aliviándola un poco de la confusión y del enorme dolor de cabeza con el que se había despertado;

.- Me llamo Fatima, no se preocupe se pondrá bien, sólo ha sido un pequeño mareo, dijo la mujer en un castellano perfecto, ¿le apetece una taza de té?

.- No gracias, no podría tomar nada en estos momentos, pero dígame ¿quién es usted? ¿ que hace aquí? y digame, ¿donde estoy? y ¿qué hacía aquí Sebastián Duarte?, ¡¡si murió hace años!!, Dios mío, no entiendo nada, dijo Teresa resignada a su suerte.

Fatima la hizo callar con un gesto..

Al fondo de la estancia, junto a una vitrina que lucia una colección de media docena de alfanjes, sin duda, adquiridos en alguna "transacción" por Duarte, se adosaba una puerta detras de la cual se escuchaban unas voces...
pero sobre todas ellas sobresalía una: la del "desaparecido" abogado Sebastián Duarte..

Críspulo -

Teresa despertó cuando el Jeep se detuvo, al parecer han llegado a su destino. La aldea parece desierta, construcciones a base de adobe, con puertas y ventanas pequeñas para evitar que entre el calor y la arena durante la tormenta. Una vez dentro de la casa, ésta no se corresponde para nada con lo que se espera de su fachada, el suelo cubierto por vistosas alfombras, mullidos almohadones repartidos por la estancia y un ambiente fresco y perfumado de plantas aromáticas. La puerta la ha abierto una mujer vestida con sedas vaporosas.El pañuelo que cubre su cabeza no permite ver más que sus almendrados ojos. Al parecer conoce a los visitantes pues casi sin palabras los ha invitado a que se acomoden y ha abandonada la habitación sin más.

No han pasado más que unos minutos cuando entra en la habitación un hombre. Lleva la ropa típica del lugar, pero a pesar de eso algo en él resulta familiar a Teresa, está convencida, pero no consigue recordar de que lo conoce.

- Hemos traído la caja, dijo rompiendo el silencio Enrico Fermí mientras la acercaba al improvisado anfitrión.

Su voz suena sumisa, incluso suplicante, en ese momento Teresa descubre que posiblemente sus problemas no han hecho más que empezar. Sus secuestradores no son más que unos delincuentes comunes, pero al parecer la mercancía la reclama alguien muy importante.

- Que no abra la caja, se repite, para sus adentros, Teresa mientras cruza los dedos.
- ¿Seguro que nadie la ha abierto?. Dice el desconocido.
- Puedo jurarlo, no había pasado más de un minuto que se marchó Dupont cuando irrumpimos en la habitación. Mintió Enrico.
-Espero que sea cierto, nadie que conozca su contenido debe seguir con vida.


Manoli -

Muchas ideas comenzaron a rondar por la cabeza de Marta, en este momento ya no entendía nada. El sonido de su móvil la sobresaltó, miró el número y no pudo evitar un ligero temblor al descolgar. Tocó el codo de Carlos para llamarle la atención y murmuró
- es Linares.
- Hola Marta, me alegra oirte. Bienvenidos. Os estaba esperando, creo que debemos hablar. ¿Qué os parece si venís aquí a Rabat?
A Marta no se le pasó por alto lo informado que estaba Linares de todo. Sabía dónde estaba y también que venía con Carlos. ¿Sabría algo de Teresa? Su intuición le dijo que si y, sin consultarlo siquiera dijo
- Es una buena idea, creo que tienes mucho que contarnos. ¿Y Teresa?
Linares titubeó un momento y eso sorprendió mucho a Marta, las dudas no eran propias de él.
- Creo que está en peligro, por eso he venido. Algo no va bien y tenemos que ayudarla. Hablaremos cuando lleguéis.

Críspulo -

No resultó tan fácil conseguir el coche. Tras un rato de regateos y habiendo pagado tres mil euros,demasiado según Carlos, Habib conduce un destartalado Peugeot en compañía de los dos amigos y sus escasos equipajes. Los tres están de acuerdo en que lo mejor es evitar los núcleos de población importantes. En principio pueden pasar perfectamente por turistas acompañados de su guía, pero mejor evitar tener que dar explicaciones. Las carreteras secundarias por las que circulan están prácticamente desiertas, apenas se cruzan de vez en cuando con otros vehículos, casi siempre camiones de poco tonelaje o tractores que transportan ganado o productos agrícolas.

Las conversaciones son banales, Marta intenta evitar ciertos temas delante de Carlos y Habib no ha querido preguntar por el verdadero motivo que los ha llevado a su país.

-¿Sabeís a quién me encontré en Nador hace unos días? Dijo Habib intentando empezar una nueva conversación.
-¿A quién?, pregunta Marta.
- A Linares, me lo encontré mientras curioseaba por el zoco. Según me dijo estaba de viaje de negocios. Se dirigía a Rabat.

Pilar -

El intenso calor, hacía que sus ojos se entornaran a veces, y como en un sueño se veía junto a sus compañeros de equipo, pero

Pilar -

El movimiento de la bolsita que escondía el móvil de marta la hipnotizaba lentamente, seguro que vibraba silenciado a cada rato con mensajes y llamadas perdidas, a la vez que saltaba con los baches de aquella carretera formada por la misma finísima arena de las dunas tan propias de aquel interminable desierto. Tenía que encontrar la manera de tenerla cerca, su vida podía depender de ella…..

Inmaculada -

Porque esta vez todo era diferente. Porque había alguien más. Alguien con mucho poder que quería cambiar las normas. Y, todos habían caído en la trampa. Antonio, tanto tiempo al servicio
de la organización, nunca se había sentido tan al borde del abismo como ahora... Tener que mentirle a su propio amigo, y en una situación tan difícil.
Pero su familia estaba por encima de todo, nunca expondría a los suyos. Era la única máxima que llevaría hasta el final. Jamás hubiera querido perjudicar a Carlos, y mucho menos a Teresa, siempre tan discreta. Marta también parecía una buena chica, Linares confiaba plenamente en ella. Pero, ¿dónde estaba él ahora? ¿Dónde estaban las instrucciones para seguir con aquélla empresa?
Marcó una vez más el número de Teresa, pero tampoco obtuvo respuesta.

Manoli -

Había hecho muchos trabajos para la Organización, primero con sus amigos y luego en solitario.
Siempre que había que “trasladar” algún libro valioso, Linares pensaba en ella. Era la más adecuada, sabía persuadir y, si era necesario, engañar. Su formación le permitía valorar la mercancía y era inflexible en los tratos. Antonio era su contacto en la ciudad, nadie sospecharía de él.
Este negocio movía muchos millones y las adquisiciones no siempre eran del todo legales. Algunos las llamarían robos. Linares solía hablar de “transacciones”.
La Organización había expoliado museos, bibliotecas y tumbas. Siempre había algún coleccionista interesado.
El procedimiento era siempre el mismo: recibía un mensaje, se ponía en contacto con Antonio y éste le daba las instrucciones de Linares.
Pero en este caso se le había insistido mucho en que no diera explicaciones, ni siquiera a su marido. Debía desaparecer. ¿Por qué?

Anónimo -

tendremos que hacer algo que la haga entrar en razón...No me gustaría que lo tomara como una amenaza, pero si yo fuese usted, me quedaría muy quietecita, y no tentaría más la suerte.
Igual si se pone muy pesadita le abriremos la puerta del jeep, y la invitaremos a bajar... no se puede hacer una idea de la cantidad de animalitos exóticos que hay en este desierto.
Y riendo a carcajadas, se guardó el móvil en una especie de bolsa de lana de vivos colores que colgaba del espejo retrovisor interior.
Hasta ese momento Teresa no había reparado en ella, pero vió que se trataba de una pequeña bolsa que se cerraba al tirar de una cuerda en uno de sus extremos, parecía hecha de forma artesanal por manos viejas y sabias.
Teresa miraba la bolsa intentando adivinar su contenido a la vez que ideaba cómo hacerse con ella; le daba al corazón que esa bolsa y su misterioso contenido le servirían de mucha ayuda para salir de esta tremenda encerrona..

Para entonces, ya hacía tiempo que empezó a sospechar de que Linares tenía algo que ver en todo esto...
-espero equivocarme, se decía así misma una y otra vez.





Lola -

Teresa se sobresaltó, alguien la estaba agarrando fuertemente del brazo y le arrancaba el móvil de las manos, mientras le gritaba:

- ¿A quién llamas?

Ella tras un breve titubeo, producido por la sorpresa le contestó que a nadie, que el móvil no funcionaba.

Yusuf lo comprobó, vio que era cierto. Cogió a Teresa por la barbilla y se acercó a ella y le dijo.
- Esta vez te has salvado, pero como vuelvas a intentar algo parecido...

Crispulo -

A la llegada al aeropuerto de Melilla, y como estaba previsto, Habib los recibe. Carlos no ve con buenos ojos que sea precisamente este marroquí quien los guíe, pero como fue Marta quien se ocupó del asunto no se atreve a decir nada.

- Hola, me alegro mucho de volver a verte- Dijo Marta.

A Habib se le marca una sincera sonrisa, la verdad es que se alegró mucho de que Marta lo volviera a llamar. Tal y como acabó la última vez que se vieron pensaba que nunca más la tendría cerca, y mucho menos como ahora que, al besarle las mejillas, había percibido su suave perfume. Sin duda el mismo que usaba hace ya 10 largos años.

- Hola, dijo Carlos mientras le daba la mano.

Carlos nunca entendió la relación entre ellos, Marta una malagueña inteligente y cultivada y un marroquí al que conoció en la playa cuando éste le intentaba vender un pareo "made in china". Además el espíritu aventurero y bohemio del musulmán era lo menos indicado para su estimada amiga.

El sentimiento es mutuo, Habib considera que Carlos en cierto modo es culpable de que su historia con Marta no terminase bien, más incluso, está completamente convencido de que Marta nunca encontrará el verdadero amor, por culpa de él. El reencuentro con su antiguo amor ha despertado un sentimiento que él ya creía olvidado.

Inmaculada -

Antes de apagar el móvil, siguiendo las normas de seguridad que muy pronto gesticularía la azafata, Carlos se dispuso a leer el mensaje de Teresa.
-¡Marta!
-¿Qué te sucede?, estás pálido.
-¡No tengo el móvil! Se me ha debido caer en el aeropuerto.
Marta se quedó pensativa unos segundos, tiempo suficiente para recapitular sobre los últimos acontecimientos y econtrar las palabras apropiadas para tranquilizar a su amigo, que estaba al borde de la desesperación.
-Piensa un momento, en primer lugar, si te ha llegado un mensaje de ella es porque está en alguna parte. Y en segundo lugar, si se ha puesto en contacto contigo a través de su teléfono habitual, nosotros también podremos ponernos en contacto con ella, siempre que
el lugar dónde se encuentre lo permita. Esto último no lo dijo en voz alta, se lo guardó para sí misma, consiguiendo así una sonrisa de su amigo, que agradecía tener a alguien como Marta a su lado en esos momentos.

Pilar -

Tambien la ropa, será una buena aliada,como en otro tiempo, y como en otro tiempo tendrá que estar sin móvil, el precio por guardarlo en el aire del aeropuerto. Tal vez Teresa al no obtener respuesta, se acuerde de mandar de nuevo el mensaje, esta vez a Marta.

Críspulo -

- Tendrás tiempo suficiente durante el vuelo para leerlo, vamos, el avión no espera.
- De acuerdo. Gruñe Carlos.
En ese momento, Carlos no sospecha que más tarde no podrá leer el mensaje. Con las prisas de coger el equipaje y el periódico que tenía en la otra mano, su móvil termina en el suelo en vez de en el bolsillo derecho de su pantalón como tenía previsto.

En Melilla, Habib lo prepara todo para la llegada de sus amigos, la salida por la frontera hacia Marruecos ya la tiene solucionada. En Beni-Enzar conseguirán un vehículo con matricula marroquí que les permitirá pasar desapercibidos.

Teresa -

Teresa, que contra su voluntad, iba introduciéndose cada vez más, en el corazón del desierto. Presentía que cada minuto era vital; sabía que según se alejasen de los poblados más habitados, menos oportunidades tendría de poder contactar con alguien. Cuando ya creía que todo
estaba perdido, sus secuestradores hicieron una parada en una especie de aldea, que de no haber sido por la situación en la que se encontraba, le habría parecido un lugar maravilloso, escondido entre dunas de indefinible color, rodeado de palmeras, y en el centro, una pequeña laguna de un tono azul tan intenso, que parecía irreal.
En un momento de despreocupación de Yusuf, el intrépido conductor que conducía el jeep, y, aparentemente el mandamás,el señor Enrico Fermi, como en algún momento de despreocupación se habían dado a conocer, Teresa cogió el móvil, suplicando que hubiese cobertura, y en su desesperación, puso un mensaje para Carlos, ignorando si llegaría a su destino.
En los pocos segundos que disponía, consiguió componer un mensaje que confiaba llegara a su destino. No sabía cómo lo interpretaría Carlos, pero logró redactar unas cuantas palabras,como última tabla de salvación...

marisa -

El trasiego de gente y maletas, bajando y subiendo de los taxis, acaparó la atención de Marta que reparó en una escena un tanto cómica, pues observó como una señora negociaba con otro taxista, al que prometía una suculenta propina si dejaba subir al auto a su perrito que llevaba en brazos. La señora repetía una y otra vez que el chuchito estaba muy bien "educado" y que no se haría sus cosas dentro del vehículo, pero el taxista no lo tenía muy claro, ni por los 50 euros de propina!!Finalmente, otro taxista más avispado, se llevó al cliente y al perrito de la discordia, no sin antes pedirle a la señora la propina por adelantado.

Una torre de babel!!no crees Carlos? dijo Marta.
Carlos, algo tenso, mientras encendía el móvil, asintió con la cabeza..
Así es como me parecen los aeropuertos, prosiguió Marta, gente de todas las etnias y religiones repartidas entre improvisados asientos, colas de embarques, tiendas de souvernirs y cafeterías...y ¡cada una hablando en un idioma diferente!...Un aunténtico caos! verdad?
Eh Carlos!, ¿me estás escuchando?, ¿que te pasa?
¡¡estás blanco!! ¿por qué te quedas mirando el móvil? ¿que pasa?

Una voz enlatada se escuchaba de fondo a modo de advertencia.
- "Ultimo aviso para los sres pasajeros del vuelo 6532 de la compañía Iberia con destino, Melilla, embarquen por la puerta 28"

- Vamos Carlos, es nuestro vuelo, date prisa, deja ese teléfono, no podemos perder tiempo!!!.
-Espera Marta, espera!! tengo un mensaje en mi móvil. Es de, de, TERESA!!!

marisa -

¡Y allá vamos!, se decía así misma la otrora aventurera Marta, en un intento de darse ánimos a la vez que respiraba profundamente, intentando deshacerse de la ansiedad que le producían los precipitados acontecimientos. Ambos habían acordado no mantener ninguna conversación entre ellos durante el trayecto, si acaso Carlos hablaría sobre el tiempo o cualquier otra cosa trivial con el chófer, más que nada para no levantar sospechas y pasar lo más desapercibidos que fuera posible.
Una interminable caravanales precedía, y mientras observaba la lentitud del tráfico, Marta se abandonaba a sus pensamientos, que se le aparecían como flashes; intentaba poner orden a todo lo acontecido hasta ahora: el café con Carlos, la noticia de que Teresa lo había abandonado, la certeza de Antonio, el quiosquero, que decía haberla visto, la llamada de Linares y, ¡como no! la decisión unánime de ir a buscarla...
Uff, suspiró Marta en voz alta, sin darse cuenta de que despertaba el interés de su acompañante, y con esa ironía que la caracterizaba, concluyó sus pensamientos bajo la certeza de que tomar este café con Carlos había sido, sin duda, mucho más excitante que la primera vez que hizo el amor con aquel profesor de artes marciales, que terminó convirtiendose en su marido, (hoy dia ex por fortuna) y que sin duda sabía mucho más de artes marciales que amatorias... Marta no pudo reprimir la risa que le producían sus propios pensamientos, mientras el pobre de Carlos la miraba con cara de no saber si preguntarle por el motivo de su risotada o si, por el contrario, lo más inteligente sería disimular su curiosidad. Total, Marta era mujer, y como todas, muy rara, incluso histérica, y con ese pensamiento machista en su cabeza y una sonrisa maliciosa en su rostro, se decantó por la prudencia. Marta agradecida, se sacó las gafas que llevaba en el pelo a modo de diadema y colocándolas en su sitio, tapó sus hermosos ojos, por las dudas de que en ellos se pudieran leer sus ocurrencias.
El taxista, con el que por fortuna no habían tenido que hablar ni del tiempo, pues estuvo todo el camino protestando por los atascos, los miró por el retrovisor y con un resoplido final de hastío, les espetó con voz ronca: ¡¡Ya hemos llegado!!

Marta -

reconociendo su imagen, la misma que hacía sólo unos días había estando mirando en su casa antes de salir a reencontrarse con Carlos. Unos grandes ojos castaños, el pelo sólo un tono más oscuro, y una
sonrisa amable que siempre había conquistado a sus amigos. No obstante tenía un caracter fuerte; eso le había peermitido sobrevivir muchas veces.

Teresa -

Mientras Teresa iba hacia el mismo corazón del desierto, Carlos Y Marta habían terminado de equiparse con todo lo necesario y se subían al taxi que los llevaría al aeropuerto.
Teresa se miraba en el espejo retrovisor del jeep, y pensaba
que a pesar de los recientes inconvenientes, su estancia en Marruecos le había dejado un bonito bronceado, el pelo se le había puesto más rojizo y unas graciosas pecas adornaban ,en un peculiar contraste, su nariz y sus prominentes pómulos.
Marta también se miraba en el retrovisor del taxi

Mª Paz -

El corazón de Teresa palpitaba a un ritmo frenetico,por un momento cuando los vio entrar, había creido que la matarían allí mismo, que no se andarían con miramiento.
La sacaron precipitadamente y nadie se dió cuenta de que se la llevaban en contra de su voluntad. A empujones la trasladaron hasta el coche y la metieron en él antes de que ella puediera echar un vistazos a un lado y otro de la calle para pedir ayuda aunque fuera con la mirada, pero era como si se los hubiera tragado la tierra. ¿Donde estaban todas esas personas que ella había visto al entrar?. No era una hora tan intempestiva.
Cuando los tres enchaquetados entraron en la habitación le arrebataron el libro, la caja y la carta con las instrucciones, pero la bolsita de terciopelo verde la pudo ocultar con disimulo en la palma de su mano, en uno se los bruscos movimientos que le producían los empujones aprovechó para guardarsela en el sujetador y al hacerlo se topó con el movil. Había cogido la costumbre de guardarselo ahí cuando lo silenciaba para enterarse si la llamaban. No recordaba que lo había silenciado. En el momento en que sus imperativos acompañantes la dejaran sola podría mandar un sms a Antonio o incluso a Carlos...

Críspulo -

-No, le noté un poco preocupado. Creo que Teresa no ha sido totalmente sincera con él. De hecho cuando me contó lo de la carta pensaba que yo estaba al corriente. Después, he intentado localizarlo pero, no me contesta.

-La verdad es que cada vez entiendo menos de esta situación. ¿Crees que te ha dicho la verdad?, por momentos pienso que te llamó con la intención de localizarla y que realmente el no sabe donde está.

- Espero que no, pero eso ahora no es lo más importante. Lo importante ahora es encontrar a Teresa.

Carlos se queda mirando a Marta, su cara muestra una extraña mezcla de alegría por recuperar momentos junto a su amiga y dolor por la ausencia de su querida esposa. Marta con el pulgar de su derecha retira la lágrima que recorre la mejilla de su amigo.

- No te preocupes, Teresa está bien. Bicho malo nunca muere.

El comentario de Marta consigue que Carlos vuelva a sonreir.

Críspulo -

Hacía mucho tiempo que Carlos y Marta no se encontraban como ahora, improvisando un equipaje de emergencia e intentando localizar la forma más rápida de llegar a su destino. Pero la fuerza de la costumbre los llevó a cada uno a ocuparse de sus tareas sin tener que preguntar.

Antes de tomar una cena fría en casa de Carlos ya habían reservado vuelo para dos a primera hora de la mañana siguiente.Su primer destino era Melilla, habían desechado otras posibilidades por seguridad. El riesgo de volar entre dos aeropuertos nacionales es mucho menor, además decidieron que no era conveniente poner sobre aviso a las Fuerzas de Seguridad Europeas. Sus actividades para la Organización, los habían puesto tiempo atrás entre las personas más vigiladas. De hecho no pueden hacer viajes fuera del país sin comunicarlo previamente a las autoridades.
Habib, convenientemente avisado por Marta ya está preparando sus primeros pasos en el continente africano.

Ana -

Marta y Carlos también se hacían preguntas que no tenían respuestas. Ninguno sabía, por supuesto, por qué se había ido Teresa, pero también era una incógnita el que Antonio creyese haberla visto el domingo.
-Carlos, ¿qué piensas de tu amigo? El del quiosco de prensa. ¿Por qué nos diría que la había visto?
-No sé, es una buena persona. Conozco a su familia desde hace años, no creo que nos haya querido mentir.
-En fin, lo mejor será prepararnos para algo inesperado.
-Si, es cierto, pero..., tengo otra preocupación. ¿Has vuelto a tener noticias de Linares?

Inmaculada -

Teresa no hacía más que darle vueltas a una idea. ¿Qué había salido mal?
Había seguido las instrucciones sin desviarse un ápice de las directrices.
Se dejó ver en Málaga antes de partir, contactó con Linares, se instaló en Sidi Kacen como otras veces...
Algo había fallado.
¿Por qué no se había presentado su "jefe"?, y, sobre todo, ¿por qué había pensado que podía sola con ésto?

Crispulo -

Teresa, tan entusiasmada como preocupada por lo que tiene en sus manos no se percata de que un coche acaba de parar fuera. Solo al abrirse la puerta reacciona, pero ya es tarde, tres hombres entran en la estancia sin pedir permiso. Uno, el que parece el jefe, es el que habla:
- Se ha cometido un terrible error y ha llegado a su poder algo que nos pertenece.
- Teresa, presa del pánico se queda sin palabras, de manera inconsciente intenta ocultar entre sus manos el libro.
- Veo que hemos llegado tarde. Habría sido mucho mejor para todos que nunca hubiese abierto esa caja. Me temo que tendrá que acompañarnos.

Pilar -

En ese momento, el corazón de Carlos también palpitó fuertemente, no importaba la distancia que lo separara de Teresa, sentía que a partir de ese momento, con la ayuda y el entusiasmo de Marta, todo sería fácil, como antes, nada podía detener ni separar al equipo que formaban, nada excepto el olvido y

Elisa -

A miles de kilometros de España, Teresa seguía analizando el misterioso libro... ella tenia conocimientos suficientes pero este libro le parecía extrañamente peculiar y le producía tremenda curiosidad... Pero a pesar de que aparentemente no entendía de que se trataba todo este misterio con el libro que tenia en las manos, pensaba que si la organización recurrió a ella seria por algo... y sobretodo después de tanto tiempo. Lo primero que hizo es olerlo.. estaba claro que la encuadernacion era de piel de cabra semirrijida, con olor a viejo y algo rancio pero con matices de aceites de plantas conservdoras, tal vez de Mesopotamia? Egipto? un aroma que le despertaba mas curiosidad.El color que gastado por el paso del tiempo fue en un principio rojo pero que ahora se tornaba en un rojo gastado de sangre putrefacta, sangre seca, casi marron..el tamañono era ni grande ni pequeño.. pasaria desapercibido en cualquier biblioteca, no tenia marcas no tenia señales, solo costuras. ¿Seria eso un indicador de que el libro no seria tan importante? o ¿por ser precisamente importante le querían quitar importancia para que pasara desapercibido? La escritura utilizada tendria que ser desde luego muy antigua porquee no tenia claro si era algún tipo de árabe, hebreo..lo que estaba claro que no era ninguna lengua actual, pero tenia caracteres parecidos a algunas lenguas actuales.
Apresuradamente abrió el libro por las primeras paginas y rápidamente supo que es lo que tenia entre manos. La imagen... El símbolo de Hermes era el caduceo o vara de serpiente, que llegó a ser uno de los muchos símbolos principales de la alquimia. La Tabla de Esmeralda o Hermética de Hermes Trimegisto, conocida sólo por traducciones griegas y árabes, es normalmente considerada la base de la filosofía y práctica alquímicas occidentales, llamada filosofía hermética por sus primeros seguidores. La leyenda cuenta que el fundador de la alquimia egipcia fue el dios Thot, llamado Hermes-Thot o Hermes Trimegisto (‘Tres veces grande’) por los griegos. escribió los llamados cuarenta y dos Libros del Saber, abarcando todos los campos del conocimiento, alquimia incluida. ¡¡Pero Dios mio!! un momento, de que estamos hablando? que es lo que tengo entre manos?
Ahora Teresa era consciente de que realmente tenia problemas... toda su vida paso ante sus ojos en un momento, ella sabia la repercusión que esto iba a tener en su vida.. su matrimonio.. su amor.. todo iba a ser relegado para emprender esta misión y no le importaba,pero al mismo tiempo ella sentía la necesidad de contárselo a Carlos, de buscar a su antigua gente, que son sus amigos, su equipo de trabajo Marta, Carlos y ella,de volverlos a ver.. No sabia que hacer.. ¿como iba a llamar a su marido que no no sabia el motivo de su desaparición y contarle de pronto lo que tenia entre manos? ¿y a su amada amiga Marta? le inundaban dudas, vacilaciones pero al mismo tiempo los necesitaba.. esto era mas grande de lo que ella podía digerir.. y sin duda también, les correspondía a su "antiguo equipo" por lo menos que tuvieran conciencia del Hallazgo y por que no.. volver al principio.
Sin duda el libro trataba sobre la alquimia.
La alquimia comprende varias tradiciones filosóficas abarcando cerca de cuatro milenios y tres continentes. La general predilección de estas tradiciones por el lenguaje críptico y simbólico hace que resulte difícil trazar sus mutuas influencias y relaciones «genéticas».
Pero de que tipo de alquimia estamos hablando?
Al menos hay dos tendencias principales, la alquimia china, centrada en China y su zona de influencia cultural, y la alquimia occidental, cuyo centro se desplazó a lo largo del tiempo entre Egipto, Grecia y Roma, el mundo islámico, y finalmente de nuevo Europa. Teresa pensaba en voz alta..
¿Qué es lo que se esconde en estos textos le lengua desconocida? ¿de que estamos hablando? ¿de convertir el metal en oro? ¿el agua en vino? jajaja!!! ¿el gran elixir de la inmortalidad? o simplemente serán recetas para embalsamar momias? o ¿cataplasmas para quitar el reuma?... No lo se...de lo que estoy segura que un escalofrío hace palpitar mi corazón violentamente porque sé que hay algo más detrás de todo esto..

Elisa -

se armo de valor, un valor consciente, un valor guardado durante muchos años, durante mucho tiempo, mucho tiempo en el que ese valor quedo sepultado por un estado catatónico, frío, descafeinado y predecible que le impedía hacer lo que siempre ha querido, lo que siempre ha soñado, lo que siempre ha sido. Este momento no solo era un momento de ayuda a Carlos o a su amiga.. NO!, este momento era el momento de volver a ser ella misma, de volver a sentir, de volver a hacer lo que hacia antes, de ser como era antes cuando hacia lo que quería y llevaba la vida que soñaba y dar un sentido a su puta existencia, es ese el tipo de valor que tenemos todos y que tenemos dormido en nuestro interior y que nunca sacamos por miedo a los cambios, a lo desconocido... pero esos cambios son los que nos hacen sentirnos humanos, libres y realizados en una palabra...felices....Por eso mismo no lo dudo por un instante y Carlos y ella empezaron a planear el viaje.. tal vez sin vuelta a tras para los tres..

Pilar -

Últimamente no había pasado por la mente de Marta viajar hacia las dunas y los cielos estrellados del desierto, eso formaba parte de otra época de su vida, sin embargo se había hecho dueña de una empresa que correspondía a Carlos más que a ella,buscar a Teresa. Era como un presentimiento, en algún lugar, su amiga estaba en peligro, y no podía quedarse sin hacer nada. Entonces

Mª Paz -

Tesresa, con la caja abierta en su regazo, contemplaba el contenido con los ojos abiertos de par en par: una nota, una bolsa pequeña de terciopelo verde, cuyo contenido ignoraba y un pequeño libro encuadernado en piel de cabra, manuscrito en un idioma ininteligible para ella. Desde la primera ojeada supo que tenía en sus manos algo verdaderamente valioso, por su antiguedad y, quién sabe, quizás también por la información escrita en sus páginas. Intuía que este último trabajo sería más peligroso que los anteriores y a pesar de todo no podía dejar de sentir curiosidad y entusiasmo por llegar al final de todo. En la nota escrita a máquina se podía leer las instrucciones de los pasos a seguir y por un momento sintió mucho miedo.

Pilar -

Primero tendras que retrasar tu viaje a Buenos Aires, presiento que la clave de todo está en Sidi Kacen, tenemos que convencer a Linares para que nos diga donde van a reunirse, y partir rápidamente hacia allí, si te parece bien, claro, acertó a decir Marta que se había entusiasmado tomando las riendas del asunto, ante la mirada esperanzada de Carlos.

Manoli -

A muchos kilómetros de Teresa, Marta y Carlos intentaban decidir qué paso dar a continuación. Marta dudaba si mezclarse o no en esta batalla que ya no era la suya pero miró a Carlos y no fue capaz de dejarlo sin más.
Dudó un momento y dijo
- Creo que tendremos que ir con ella, tal vez nos necesite. Es muy rara la forma en que se ha ido. Algo grave tiene que ocurrirle.
Carlos sacudió la cabeza y asintió.
- Otra vez juntos-. Pero no había alegría en su voz, más bien ansiedad y angustia.
- Iremos a mi casa, está cerca. Allí podremos hacer planes.
Marta se dio cuenta que con esta frase se implicaba por completo. Ya no había remedio.
Se despidieron de Antonio y empezaron lo que se presentía como un largo peregrinar.

Inmaculada -

¡Qué fácil sería establecerse en un lugar así, sin más!, pero, es tan difícil abendonar los hábitos en los que hemos crecido...
Se volvió hacia la caja, que había depositado en una antigua máquina de hilar, y se dispuso a abrirla ansiando desvelar su contenido.

Inmaculada -

Se encerró en su habitación, un espacio cuadrado y delimitado por unas limpias paredes encaladas, que los Yamín, amigos intemporales y desinteresados, tan amablemete le habían cedido. Siempre había podido contar con ellos. Ahora tendría que pedirle a Yusuf que la acompañase a Meknes, a unos treinta y ocho kilómetros por la P-6.
Se sentó en el alféizar de la ventana y miró al exterior; una hermosa panorámica de olivos se abría ante sus ojos.

Marisa -

Teresa levantó la cabeza y miraba por encima de sus gafas de sol, al enviado y a sus enormes manos que sostenían aquella y misteriosa cajita de madera, de un tamaño similar al de una cajita de habanos y que debía de contener la clave hacia su libertad.
Sería la última vez que lo hiciera, y eso le daría el dinero suficiente como para ayudar a Carlos en los planesde futuro que tenía para esa vieja empresa aceitera y esas miles de hectáreas de terreno que había heredado de sus abuelos, allá en Buenos Aires.
Sentía que se lo debía, no obstante Carlos siempre estuvo a su lado, a pesar de tener su corazón dividido entre él y Marta....
Las cosas iban a mejorar para todos, se decia a sí misma, en un intento de calmar su conciencia. Estaba segura de que sería así.

Teresa extendió su mano para dejar la taza de té sobre la mesilla que la separaba de aquel hombre, que frente a ella observaba sus elegantes movimientos.
-Deme, Monsier Dupont, y descuide, seguiré las instrucciones al pie de la letra.
Y tomando de nuevo con una mano, la taza de té medio frio ya, asió con la otra la cajita tan preciada.

Teresa se metió en la casa y el coche se alejó, asustando de nuevo con su marcha a las gallinas que seguían revoloteando y picoteando el suelo.

Crispulo -

que haya seguido trabajando para la Organización.
-No lo creo, dijo Carlos mientras negaba con la cabeza. No pasamos un buen momento, pero algo así no me habría pasado desapercibido.
-Después de nuestro último trabajo prometimos que no volveríamos a hacerlo. No la creo capaz de romper el juramento.

En Sidi Kacen, Teresa saborea un té con mucho azúcar y una rama de hierbabuena. Ajena, todavía, a la preocupación que ha despertado en Carlos disfruta de la paz que le transmite el paisaje africano. El viaje surgió de repente, era la primera vez que se marchaba de casa sin dar cuentas a su marido. En los últimos meses se había mostrado un poco distante en su relación, pero era necesario, no podía despertar sospechas en Carlos, sabía que él la recriminaría e incluso intentaría disuadirla de seguir adelante. Había sido una decisión difícil pero no podía permitir que nadie se interpusiera, ni si quiera su muy amado Carlos.

La llegada de un coche hace revolotear a las gallinas que picoteaban el suelo, es un viejo Mercedes, el conductor es nativo pero de la puerta de atrás sale un hombre con aspecto europeo. Es alto y su prominente abdomen impide que cierren los botones de su chaqueta. Monsieur Dupont saluda a Teresa en francés pero rápidamente se dispone a chapurrear, con bastante acento, el poco español que sabe.

-¿Mademoiselle Teresa?, encantado de conocerla, tengo algo que le interesa.

marisa -

Ay, Marta, deja de hacer preguntas que no sé contestar, pero creo que debemos comunicar esto a la policía.
-Carlos, la policía no va a hacer nada, no hay indicios de nada, tu mujer ha desaparecido voluntariamente,¿qué crees que hará la policia?, no, deja esa idea.
A ver Antonio, dijo Marta dirigiendose al quiosquero, ¿estás seguro de que no es una confusión? ¿realmente la viste hoy? y que te dijo exactamente?
Antonio se rascaba la cabeza, y haciendo un esfuerzo por recordar algún detalle, exclamó:
Ey, ahora que recuerdo!, llevaba en la mano un sobre cerrado, como si se dispusiera a dejarlo en la Oficina de Correos y es más en alguna ocasión la ví salir de esa oficina, quizás reciba allí su correspondencia, no?
-Está bien, Antonio, gracias por tu ayuda, pero sinceramente no sé por qué Teresa iba a tener un apartado de correos privado....no se me ocurre nada
A no ser....

Inmaculada -

-¡Marta, ven por favor!
Con el ceño fruncido, guardó el móvil en el bolso y se dirigió hacia ellos.
-¿Recuerdas a Antonio? Dice haber hablado esta mañana con Teresa. ¡Qué extraño!
-Si, ciertamente es muy raro, sobre todo porque Linares acaba de comunicarme que hace unos días recibió una carta de Teresa desde Sidi Kacen, pidiéndole que se reuniera con ella para buscar juntos algo. No me ha querido desvelar por teléfono de qué se trata.
Además, se me ocurren algunas preguntas. ¿Por qué tu mujer hacía un recorrido tan largo para comprar la prensa? ¿Por qué lo ignorabas? Y, ¿por qué yo nunca me he cruzado con ella?

marisa -

Antonio, el quiosquero del barrio. A él casi le debo mi afición a la lectura. Siempre andaba devorando comics de un mercenario tuerto con nombre de ciudad sumeria, Nippur, creo recordar. Pero también recuerdo que cuando nadie lo veía alguna novelilla rosa caia entre sus manos, aunque a él no le gustase reconocerlo.
-Carlos, como estás? que alegría verte. ¿ Un cigarrilo?
-Si, gracias.
-Curiosamente esta mañana estuve hablando con Teresa de tí y de tu imminente viaje a Buenos Aires..
La cara de Carlos era un poema
- Con Teresa?, ella ha estado aquí? pero tú la has visto?..
-Si, viene cada domingo a por la prensa, no sé que dije que te cambió la cara.

Carlos estaba como clavado en el sitio, pero buscaba con la vista a Marta que seguía al teléfono.
-Oye Antonio. no digas nada más, haz memoria de todo lo que te ha dicho, no olvides un solo detalle.

Y sin moverse del sitio, le dió una voz a Marta, que desconcertada le hizo un ademán de que esperase a que terminara de hablar.
Pero Carlos no estaba para esperas...

Alguien -

-Tranquila, tómate tu tiempo-dijo Carlos.
Se dio media vuelta. No tenía mucho interés el en la conversación de Marta.
Mientras ella hablaba, se paró a pensar en sus asuntos y de repente, escuchó que alguien le llamaba por su nombre. Se trataba de......

Crispulo -

-Como voy a olvidarlo. Teresa me había hablado tanto de él que parecía que ya lo conociera. Al principio me mostré un poco reticente, lo veía como rival, pensé que podía ofrecer a Teresa todo aquello con lo que ella soñaba. Viajes, aventura y, lo que sin duda ella más deseaba, un sitio en el difícil mundo editorial. Por fin vería su obra publicada.
-Pero Teresa te amaba a ti, y solo a ti.
-Ahora lo sé, la juzgué mal.

La cara de Carlos lo decía todo, Marta nunca lo había visto tan hundido, a pesar de su metro ochenta de estatura la más pequeña brisa le habría hecho tambalear.

-Pero no te atormentes por eso, ahora lo importante es encontrarla.

-Tal vez no lo sepas, pero aquella velada puso principio al fin de mi relación con Teresa. Linares me llevó rápidamente por el camino que sabía era mi debilidad, los libros y sus misterios. Al poco me encontré revelando mis sentimientos más profundos al que hasta ayer había sido un desconocido. Me enfermo cuando recuerdo ciertas cosas que sobre Teresa y yo le dije.
-Estoy convencida que por esos errores fuiste perdonado en su momento.
-Yo también lo estaba hasta ahora, pero algo me indica lo contrario.

El sonido de un móvil interrumpe la conversación. Marta, con ademanes nerviosos, rebusca en su bolso hasta que lo encuentra.
-Me llama Linares.

Inmaculada -

-A pesar de su carácter difícil, Linares te atrapó a ti también en su apasionada afición. ¿Recuerdas cuándo lo conociste? Fue en una cena organizada en mi casa con motivo de nuestro regreso. Teresa tenía muchas ganas de presentártelo. Ahí empezó todo.

Críspulo -

estaba acostumbrado a tener todo aquello que se le antojaba. Ya desde pequeño fue el típico malcriado. Sus padres, a falta de tiempo, lo colmaban de caprichos. Nunca aprendieron a decirle que no y esto lo había llevado a probar de todo en busca de una felicidad que nunca fue capaz de encontrar. Solo la lectura, que practicaba con auténtica voracidad, conseguía a ratos hacerle olvidar y devolverle la ilusión para seguir adelante. De este modo, y casi sin darse cuenta, los libros se habían convertido en el centro de su vida.

Inmaculada -

recónditos pueblos del Rif o de la ribera del Maluya. Allí se sentía libre y conoció a mucha gente, no sólo a las familias a las que yo solía visitar en cada viaje; también congenió con otras personas que no necesariamente se relacionaban conmigo, generalmente aventureros en busca de emociones. Ahora que lo pienso, en ocasiones me hacía sentir mal, no me gustaba su forma de proceder, me apartaba de su entorno, aunque nunca hubiera querido que se sintiera cohibida, era mi amiga, no mi responsabilidad. En uno de estos viajes conocimos a José Andrés Linares.

Inmaculada -

Al fin había empezado a llover. El olor a tierra mojada hizo que Marta se sintiera más relajada y creyó que debía contarle algo más a su amigo, y no desentenderse sin más, porque estaba claro que la necesitaba.
-Carlos, en realidad pienso que Teresa se dejó llevar por el entusiasmo que yo ponía en todo lo que hacía por aquel entonces. Creo que lo que sintió por mi sólo fue admiración. Recuerdo que le encantaba acompañarme en mis escapadas a Marruecos, a esos

Antonio -

Teresa no lo entendió, pero... mira, vamos a dejarlo esto está pareciendo un mal culebrón: Una pareja aburrida, la mujer que se va buscando respirar, una lesbiana, o simplemente desorientada sexu
al, que no sabe si esta cita era para encontrarse con él o con ella... demasiado para un café. No le des más vueltas, ella aparecerá o no, depende del interés que tú tengas por buscarla pero yo haría las averiguaciones básicas que aparecen en cualquier novelilla: ¿Qé se ha llevado,ha dejado el trabajo, con quién hablaba o salía,... ? O sea ¿cuál ha sido su vida? Si no eres capaz de saber esta cosas tan simples...

Manoli -

te eligió a ti.
Calló porque no quiso decirle que, con el tiempo, ella también lo amó. Pero de aquello hacía mucho tiempo y recordarlo ni siquiera le dolía. Era su historia, historia pasada.
- Apenas he sabido de vosotros. Me extraña que Teresa hablara de mí.- dijo.
Durante varios años habían trabajado juntos para José Andrés Linares. Era el dueño de una empresa de subastas especializada en libros antiguos. Los libros eran su profesión y su afición.
A ellos tres les encargaban visitar a los que ponían en venta sus bibliotecas. Siempre podía encontrarse algo interesante. Fue en una de ellas donde encontraron su tesoro.
Linares era rico y...


[Aparece en escena un nuevo personaje. ¿Qué será de él?]

Mª Paz -

...sobre nosotras. No sé si Teresa te ha contado alguna vez que yo la amaba. La amaba a escondidas porque entonces no era un orgullo para nadie poseer sentimientos contrariados como aquellos. Sólo cuando la amistad entre nosostras se entrecho y yo lo malentendí, fuí capaz de confesarselo. Ella, tan joven y vulnerable, se sintió adulada, confundida. De momento nadie le había mostrado un cariño tan intenso, tan puro. ¡Si, no hagas ese gesto! Era un amor puro, la mirada de los demás lo ensuciaba y yo no estaba dispuesta a a que eso ocurriera. Teresa...

Marisa -

Aunque pensándolo bien, estaba ante un completo desconocido. Veinte años son tantos años!!! pensó.
Y sintiéndose tremendamente ridídula por llegar cargada de expectativas a este encuentro, hizo el ademán de pedir la cuenta. Quería salir a toda costa de ese lugar. Se sentía totalmente desubicada, pero Carlos se lo impidió.

.- Espera Marta.-dijo Carlos-
.-¿ qué quieres de mí?, le espetó ella sacando el monedero del bolso.
.- No lo sé!, pero no me dejes así, por favor.

Hacía rato que Marta empezaba a recordar la historia del Zahir...un libro que había leído unos meses atrás, y que contaba la historia de un afamado escritor cuya esposa lo abandona sin causa aparente... ¿Habría salido Teresa despavorida en busca de su propia historia personal?
Marta se guardó para sí esta última conjetura... Demasiadas para una mañana de domingo...pensó.
Y cogiendo decididamente el bolso, añadió
-Esta bien, Carlos, ¿salimos a dar un paseo?, esta mañana me apetece caminar.
Quisiera contarte algo sobre mí...

Pilar -

Tal vez sea eso lo que no quiere aceptar Teresa,dijo Marta casi sin pensarlo, ser adulta, cumplir años, es lo que a ella misma llegaba a sentir aveces, y más aahora que estaba delante de Carlos, el Carlos de su Juventud.

Mª Paz -

A los veinte años se puede hacer cualquier cosa sin que tu voz interior te recrimine nada. ¡Cuando no se hagan extravagancias a esa edad!.
Ahora era distintito, eran adultos,tenían que actuar como tal.

Zaida -

pensar en lo que sucedió hace veinte años? ¿Crees que será por eso por lo que hablaba últimamente de mí? -dijo, casi gritó, Marta.
Su cara empezó a reflejar la angustia que le estaba inundando el pecho. Ya le llegaba hasta la garganta... Según iba formulando preguntas, los sucesos de esa etapa loca de su vida habían vuelto hasta colmar todas las neuronas de su afectado cerebro.

Críspulo -

-Quizás haya ido a visitar a sus padres.
Apuntó Marta evitando profundizar.
-Seguro que no, su madre me llamó esta mañana. Pedía consejo. Teresa cumple 42 años la semana que viene y quiere sorprenderla.
-¿Entonces?. ¿Alguna vieja amiga?
-Teresa ha sido siempre muy reservada, ya la conoces, dudo que tenga ese tipo de amistades.
-¿Has hablado con la policía?. -¿Has preguntado a sus compañeros de trabajo?
-No se, ¿has hecho su recorrido habitual?
-Si, he hecho todo lo que se me ha ocurrido; pero nada, y me estoy volviendo loco.
-A la policía no he ido, no podría explicarte, pero creo que ellos no pueden hacer nada en este caso.
-No sé que pensar, ¿crees que habrá vuelto a

Críspulo -

-No se, la verdad es que últimamente no la reconocía.

Carlos no estaba siendo totalmente sincero.O tal vez si, la verdad es que había desarrollado una extraña habilidad para no enfrentarse a sus verdaderos problemas. Su alejamiento de Teresa era simplemente unos más, y posiblemente el menos importante.
No encontraba ya el momento para abrazarla contra su pecho mientras miraban, sin ver, lo que ponían por la tele. Sus risas ya no inundaban la casa. Sus conversaciones no pasaban de un saludo desganado. Parecía que no se conocían. Tanto que habían compartido ya no eran más que recuerdos.



Inmaculada -

Tardó un tiempo en asimilar la respuesta. Un silencio incómodo se interpuso entre ellos. Estuvo unos segundos como ausente, mirando al vacío, al cabo de los cuales se sorprendió con el sonido de su propia voz.
-¿Cómo que se ha ido? Además, no entiendo por qué dices que te hablaba de mí. Hace muchos años que no teníamos contacto.

Manoli -

Al menos, era así como lo recordaba.
Cuando se conocieron tendrían poco más de veinte años. Hacían prácticas en la misma empresa, Carlos, Teresa y ella. Después, Carlos y Teresa se casaron y Marta, poco a poco, se fue alejando.
Había llegado, recompuso sus pensamientos y entró en la cafetería con decisión. Lo reconoció enseguida. Mayor pero no diferente.
Cuando se acercó sus ojos sonrieron pero algo en sus ademanes denotaba preocupación.
- Hola Marta. Cuanto me alegro de verte. Estás estupenda.
- Gracias, tú no has cambiado nada
La charla era trivial pero el interés sincero, su familiaridad seguía intacta.
Después de un rato Marta preguntó:
- Y Teresa, ¿cómo está?
Carlos vaciló un momento y contestó
- No lo sé, se ha ido. Pensé que a lo mejor tú sabrías algo. Últimamente hablaba mucho de ti.

Inmaculada -

habían compartido sus vidas, sus historias, sus secretos. Seguramente se trataba de evocar el ayer. O no; ahora daba igual, ahora sólo quería ver a Carlos, sus ojos, su mirada, su sonrisa, siempre tan seguro de sí mismo.

Manoli -

que luchan denodadamente contra él, cuanto menos a ella que se dejaba llevar oponiendo apenas un ligero maquillaje y un corazón alegre.
Iba al encuentro del pasado y le guiaba más la nostalgia que la curiosidad. Recordaba aquellos años ligeros en los que los tres amigos

Críspulo -

Otra vez lo estaba haciendo. Una sonrisa se dibujó en su cara cuando se sorprendió intentando domar su pelo en el reflejo de un escaparate. A quién pretendía engañar. El paso del tiempo no perdona a nadie, ni siquiera a los...

Inmaculada -

Hizo el trayecto despacio, pensando en lo que se dirían. Sentía un nudo en el estómago. Después de tantos años, ¿por qué ahora?

Crispulo -

La calle estaba prácticamente desierta, solo las risas de unos niños que jugaban a la pelota, rompía el silencio de domingo. Su corazón, aunque acompasado, latía a un ritmo superior a lo normal.Presentía que lo que durante tanto tiempo había temido, estaba a punto de suceder.