Nunca me abandones. Kazuo Ishiguro. 2005.
A primera vista, los jovencitos que estudian en el internado de Hailsham son como cualquier otro grupo de adolescentes. Practican deportes, o tienen clases de arte donde sus profesoras se dedican a estimular su creatividad. Es un mundo hermético, donde los pupilos no tienen otro contacto con el mundo exterior que Madame, como llaman a la mujer que viene a llevarse las obras más interesantes de los adolescentes, quizá para una galería de arte, o un museo. Kathy, Ruth y Tommy fueron pupilos en Hailsham y también fueron un triángulo amoroso. Y ahora, Kathy K. se permite recordar cómo ella y sus amigos, sus amantes, descubrieron poco a poco la verdad. El lector de esta espléndida novela, utopía gótica, irá descubriendo que en Hailsham todo es una representación donde los jóvenes actores no saben que lo son, y tampoco saben que no son más que el secreto terrible de la buena salud de una sociedad.
Kazuo Ishiguro.
Kazuo Ishiguro, nacido en Nagasaki, el 8 de noviembre de 1954, es una nueva muestra de la capacidad de arrastre de la lengua inglesa.
Llegó a Inglaterra en 1960, cuando su padre empezó a trabajar como investigador en el Instituto Nacional de Oceanografía y se educó en el instituto juvenil de Surrey. Después trabajó como ayudante de caza para la Reina Madre en Balmoral, antes de matricularse en la Universidad de Kent, en Cantorbery, donde estudió Literatura y Filosofía. También trabajó en servicios sociales en Glasgow (1976) y tras graduarse, trabajó como asistente social residente en Londres. Estudió Escritura Creativa en la universidad de East Anglia, asistiendo al curso de postgraduado dirigido por Malcolm Bradbury, donde conoció a Angela Carter, quien se convirtió en su temprana mentora.
Actualmente vive en Londres donde desde 1982 se dedica plenamente a la escritura. Tras un primer libro de cuentos, publica en 1982 su primera novela: Pálida luz de las colinas, en la que recrea el ambiente del Japón postbélico.
También ha cultivado la escritura de guiones: realizó el de Lo que queda del día (1993) de James Yvory (basado en su novela Los restos del día) y este mismo año el de La condesa rusa, también de Yvory).
Ha recibido un buen número de menciones y premios literarios (Booker y Whitbread en diversss ocasiones, Winifres, Irish Times, OBE, Scanno, Cheltenham, Chevalier de l'Ordre des Arts et des Lettres).
Residiendo en Inglaterra desde niño, hasta la década pasada no regresó a Japón: Siempre creí que pronto nos mudaríamos a Japón. Era, para mí, un espacio vital. Mis abuelos me enviaban libros y revistas infantiles para seguir en contacto culturalmente. Con el tiempo me di cuenta de que mi memoria de Japón se debilitaba y que ese lugar que tanta confianza me daba no existía. Sabía que, de regresar, mi precioso Japón se rompería en trocitos. Viajé por Estados Unidos y Europa, pero nunca a Japón hasta hace unos años. Quise plasmar antes mi versión de Japón en un libro. Él mismo ha reconocido en algunas entrevistas, que es un londinense típico y su literatura así parece mostrarlo. Ha sido incluido en el llamado Dream Team británico, una especie de generación literaria (para algunos, críticos ficticia) de escritores nacidos en los años 50.
Los derechos para llevar al cine 'Nunca me abandones' han sido adquiridos por una productora británica, de la que Ishiguro prefirió no facilitar el nombre.
OBRA:
Pálida luz en las colinas (1982): Después del suicidio de su hija mayor, Etsuko, una japonesa de cincuenta años instalada en Inglaterra, rememora momentos de su vida. Quizá la explicación de esta tragedia familiar se encuentre agazapada en aquel Japón de los años cincuenta que se recuperaba de las heridas de la guerra y del traumatismo de la bomba atómica
Un artista del mundo flotante (1986): La Segunda Guerra Mundial ha terminado y Japón comienza a levantarse de entre sus cenizas. En los meses que van desde octubre de 1948 a junio de 1950, el tiempo que media entre el comienzo de las negociaciones para casar a una hija y el matrimonio, Ono, un anciano pintor, recuerda su vida y reflexiona sobre su carrera artística, en un intento por comprender una realidad cada día más ajena.
Los restos del día (1989): Inglaterra, julio de 1956. Stevens, el narrador, durante treinta años ha sido mayordomo de Darlington Hall. Lord Darlington murió hace tres años, y la propiedad pertenece ahora a un norteamericano. El mayordomo, por primera vez en su vida, hará un viaje. Su nuevo patrón regresará por unas semanas a su país, y le ha ofrecido al mayordomo su coche que fuera de Lord Darlington para que disfrute de unas vacaciones. Y Stevens, en el antiguo, lento y señorial auto de sus patrones, cruzará durante días Inglaterra rumbo a Weymouth, donde vive la señora Benn, antigua ama de llaves de Darlington Hall.
Los inconsolables (1995): obra inclasificable, enigmática, colmada de pequeñas narraciones que se adentran en el laberinto de la narración principal, en una escritura onírica y naturalista a un tiempo. Ryder, un famoso pianista, llega a una ciudad de provincias en algún lugar de Europa central. Sus habitantes adoran la música y creen que quienes antes satisfacían esta pasión eran impostores. Ryder es recibido como el salvador. Pero el pianista descubrirá muy pronto que de un salvador siempre se espera mucho más de lo que puede dar y que los habitantes de aquella ciudad esconden oscuras culpas, antiguas heridas jamás cerradas, y también demandas insaciables. "Los inconsolables" es una y cuentan una historia de guerras del pasado, exilios y crueldades, relaciones imposibles entre padres e hijos, maridos y mujeres, ciudades y artistas.
Cuando fuimos huérfanos (2000): Inglaterra, años treinta. Christopher Banks se ha convertido en el más célebre detective de Londres. Pero hay un enigma que es incapaz de resolver y del que él mismo es protagonista: cuando era niño y vivía en Shangai con su familia, sus padres desaparecieron misteriosamente. Y por eso decide enfrentarse al caso de su vida y viaja desde una Europa en la que emerge el fascismo y se avecina la guerra a un Shangai en el que se enfrentan los chinos comunistas y el ejército japonés invasor.
EL DREAM TEAM BRITÁNICO:
A finales de los setenta, cuando para muchos la novela inglesa estaba en decadencia, empezó a publicar una serie de autores nacidos alrededor de 1950 (de 1946 a 1954). Nunca antes los escritores británicos habían ganado tanta notoriedad: sus disputas se convertían en noticia y, lo que era más importante, sus novelas consiguieron recuperar al lector inglés y hacerse al mismo tiempo con el respeto de la crítica. Ahora que Anagrama publica simultáneamente libros de varios de ellos y los ha agrupado en una nueva generación literaria que para algunos no es real. Para ello se han basado en una selección de nuevos escritores ingleses que realizó la prestigiosa revista literaria Granta.
El estilo, las temáticas y las formas de estos autores son diversas, pero no cabe duda de que han renovado el panorama literario británico.
Los integrantes de este grupo son Julian Barnes (1946), Ian McEwan (1948), Martin Amis (1949), Graham Swift (1949), Kazuo Ishiguro (1954) y Hanif Kureishi (1954), entre otros.
Kazuo Ishiguro.
Kazuo Ishiguro, nacido en Nagasaki, el 8 de noviembre de 1954, es una nueva muestra de la capacidad de arrastre de la lengua inglesa.
Llegó a Inglaterra en 1960, cuando su padre empezó a trabajar como investigador en el Instituto Nacional de Oceanografía y se educó en el instituto juvenil de Surrey. Después trabajó como ayudante de caza para la Reina Madre en Balmoral, antes de matricularse en la Universidad de Kent, en Cantorbery, donde estudió Literatura y Filosofía. También trabajó en servicios sociales en Glasgow (1976) y tras graduarse, trabajó como asistente social residente en Londres. Estudió Escritura Creativa en la universidad de East Anglia, asistiendo al curso de postgraduado dirigido por Malcolm Bradbury, donde conoció a Angela Carter, quien se convirtió en su temprana mentora.
Actualmente vive en Londres donde desde 1982 se dedica plenamente a la escritura. Tras un primer libro de cuentos, publica en 1982 su primera novela: Pálida luz de las colinas, en la que recrea el ambiente del Japón postbélico.
También ha cultivado la escritura de guiones: realizó el de Lo que queda del día (1993) de James Yvory (basado en su novela Los restos del día) y este mismo año el de La condesa rusa, también de Yvory).
Ha recibido un buen número de menciones y premios literarios (Booker y Whitbread en diversss ocasiones, Winifres, Irish Times, OBE, Scanno, Cheltenham, Chevalier de l'Ordre des Arts et des Lettres).
Residiendo en Inglaterra desde niño, hasta la década pasada no regresó a Japón: Siempre creí que pronto nos mudaríamos a Japón. Era, para mí, un espacio vital. Mis abuelos me enviaban libros y revistas infantiles para seguir en contacto culturalmente. Con el tiempo me di cuenta de que mi memoria de Japón se debilitaba y que ese lugar que tanta confianza me daba no existía. Sabía que, de regresar, mi precioso Japón se rompería en trocitos. Viajé por Estados Unidos y Europa, pero nunca a Japón hasta hace unos años. Quise plasmar antes mi versión de Japón en un libro. Él mismo ha reconocido en algunas entrevistas, que es un londinense típico y su literatura así parece mostrarlo. Ha sido incluido en el llamado Dream Team británico, una especie de generación literaria (para algunos, críticos ficticia) de escritores nacidos en los años 50.
Los derechos para llevar al cine 'Nunca me abandones' han sido adquiridos por una productora británica, de la que Ishiguro prefirió no facilitar el nombre.
OBRA:
Pálida luz en las colinas (1982): Después del suicidio de su hija mayor, Etsuko, una japonesa de cincuenta años instalada en Inglaterra, rememora momentos de su vida. Quizá la explicación de esta tragedia familiar se encuentre agazapada en aquel Japón de los años cincuenta que se recuperaba de las heridas de la guerra y del traumatismo de la bomba atómica
Un artista del mundo flotante (1986): La Segunda Guerra Mundial ha terminado y Japón comienza a levantarse de entre sus cenizas. En los meses que van desde octubre de 1948 a junio de 1950, el tiempo que media entre el comienzo de las negociaciones para casar a una hija y el matrimonio, Ono, un anciano pintor, recuerda su vida y reflexiona sobre su carrera artística, en un intento por comprender una realidad cada día más ajena.
Los restos del día (1989): Inglaterra, julio de 1956. Stevens, el narrador, durante treinta años ha sido mayordomo de Darlington Hall. Lord Darlington murió hace tres años, y la propiedad pertenece ahora a un norteamericano. El mayordomo, por primera vez en su vida, hará un viaje. Su nuevo patrón regresará por unas semanas a su país, y le ha ofrecido al mayordomo su coche que fuera de Lord Darlington para que disfrute de unas vacaciones. Y Stevens, en el antiguo, lento y señorial auto de sus patrones, cruzará durante días Inglaterra rumbo a Weymouth, donde vive la señora Benn, antigua ama de llaves de Darlington Hall.
Los inconsolables (1995): obra inclasificable, enigmática, colmada de pequeñas narraciones que se adentran en el laberinto de la narración principal, en una escritura onírica y naturalista a un tiempo. Ryder, un famoso pianista, llega a una ciudad de provincias en algún lugar de Europa central. Sus habitantes adoran la música y creen que quienes antes satisfacían esta pasión eran impostores. Ryder es recibido como el salvador. Pero el pianista descubrirá muy pronto que de un salvador siempre se espera mucho más de lo que puede dar y que los habitantes de aquella ciudad esconden oscuras culpas, antiguas heridas jamás cerradas, y también demandas insaciables. "Los inconsolables" es una y cuentan una historia de guerras del pasado, exilios y crueldades, relaciones imposibles entre padres e hijos, maridos y mujeres, ciudades y artistas.
Cuando fuimos huérfanos (2000): Inglaterra, años treinta. Christopher Banks se ha convertido en el más célebre detective de Londres. Pero hay un enigma que es incapaz de resolver y del que él mismo es protagonista: cuando era niño y vivía en Shangai con su familia, sus padres desaparecieron misteriosamente. Y por eso decide enfrentarse al caso de su vida y viaja desde una Europa en la que emerge el fascismo y se avecina la guerra a un Shangai en el que se enfrentan los chinos comunistas y el ejército japonés invasor.
EL DREAM TEAM BRITÁNICO:
A finales de los setenta, cuando para muchos la novela inglesa estaba en decadencia, empezó a publicar una serie de autores nacidos alrededor de 1950 (de 1946 a 1954). Nunca antes los escritores británicos habían ganado tanta notoriedad: sus disputas se convertían en noticia y, lo que era más importante, sus novelas consiguieron recuperar al lector inglés y hacerse al mismo tiempo con el respeto de la crítica. Ahora que Anagrama publica simultáneamente libros de varios de ellos y los ha agrupado en una nueva generación literaria que para algunos no es real. Para ello se han basado en una selección de nuevos escritores ingleses que realizó la prestigiosa revista literaria Granta.
El estilo, las temáticas y las formas de estos autores son diversas, pero no cabe duda de que han renovado el panorama literario británico.
Los integrantes de este grupo son Julian Barnes (1946), Ian McEwan (1948), Martin Amis (1949), Graham Swift (1949), Kazuo Ishiguro (1954) y Hanif Kureishi (1954), entre otros.
7 comentarios
Críspulo -
La he disfrutado mucho, de nuevo muchas gracias, Inma, por tu recomendación.
Mª Paz -
Sí, es un buen libro. Saludos
Zaida -
Pero es cierto que no podemos comentar este libro sin referirnos a la "particular" vida de estas personas.
Para mí, es uno de los mejores libros que he leído en los últimos tiempos. Magistralmente escrito, en un aparente estilo "naif" o infantil que se corresponde con la forma de expresarse de Kathy, con la forma de expresarse de una persona que no ha conocido el amor, con una persona que no ha madurado como alguien normal. ¿Cómo pueden pensar personas que, desde que nacen, están encerradas en un colegio: sin amor paternal, sin referencias (más que tamizadas) a su verdadera esencia y a su fin en esta vida, sin más contacto que con otros "iguales". Son seres inmaduros emocionalmente: sus vivencias son las de chicos en un colegio, aunque tengan 30 años y se acerquen al ocaso de su vida.
Fábula inmisericorde sobre el sentido de la vida y nuestra conformidad con ella. No deja indiferente y sí desasosegado: ¿seremos nosotros como los chicos de Hailsham?
Inma -
Y teniendo en cuenta que el tema principal no es la clonación, lo más inquietante de la historia es la absoluta aceptación con la que los personajes afrontan su vida y sobre todo su fin. Pero en definitiva ¿no es exactamente igual que la realidad? Todos tenemos conciencia de que algún día vamos a morir, y a menos que sepamos que va a ser relativamente inminente, no vamos por ahí continuamente lamentando nuestro futuro final. También es verdad que los personajes no se rebelan contra su forma de vida, pero como he dicho antes, no conocen más que lo que se les ha enseñando, y en general, es algo común, nos dirigimos conforme a unas enseñanzas aprendidas y asimiladas en la sociedad en la que nos ha tocado vivir. Los grandes cambios de la historia de la humanidad son siempre procesos muy largos, y, también, siempre hay una dirección y unas directrices, y directores y dirigidos. Por último, una reflexión de uno de los personajes principales, Tommy: si supiese qué va a ser de mi cuando complete, me sentiría más tranquilo. Es cierto, a todos nos gustaría saber con certeza qué hay después de la muerte.
Nunca me abandones. Muy recomendable.
manolo -
manolo -
Que impresion puede quedar a cualquier persona,despues de haber leido este libro,sino la de una sociedad que ha perdido el rumbo,al menos en gran parte,de lo que es la ETICA o moral del individuo en SI MISMO.
Una sociedad que crea y se nutre de una gran despensa de seres vivos,"humanos",dotados artificialmente de una pequeña porcion de "alma",por un experimento,vanidoso,de la señorita Emily,que intenta dar a sus vidas algo de sentido.Realmente un sinsentido.Porque estos niños no tienen pasado,ni tendran futuro.
Que crueldad hacerles atisbar una minima parte de los sentimientos humanos,para luego cortarla sin piedad.Y,lo que es mas desconsertante,con total "sumicion" por parte de los dispensadores.
Hay algo en lo que creo que si hizo "bien" la señorita Emyli,y es en el hecho de no procurar a estos niños del sentido o miedo a la muerte,posiblemente de haberlo hecho muchos o"algunos"se habrian revelado ante su cruel y fatal destino.
La sociedad "maldita"escogio a la mejor directora.
Tommy le dijo a Kathy,unos meses antes de completar(¿con lagrimas en su corazon?),OLVIDAME.
Nos vemos.
Manoli -
Se trata de la vida en un internado inglés pero veo que algo raro hay. En cuanto se vislumbra la referencia a la clonación me digo: vaya, un libro de ciencia-ficción.
Sigo leyendo y no pasa nada, los chicos siguen con sus cosas y parecen aceptar mansamente lo que se les viene encima.
El tono de toda la novela es melancólico, lento, con el ambiente de un día otoñal, húmedo y encapotado.
Los personajes crecen (sin preguntarse en ningún momento por qué no tienen familia), van asumiendo el destino que (no se sabe quienes) les han asignado y mueren con resignación.
A estas alturas, ya se que ciencia-ficción no es y empiezo a pensar que debe tratarse de una alegoría. Barajo varias posibilidades pero ninguna me parece apropiada.
Termino el libro y el sentimiento que me queda no es tanto el de pena (ante la inmensa soledad de Kath) como el de impotencia al ver que a nadie parece importarle el asesinato de estas personas.
Ahora me pregunto, ¿de qué quiere hablarnos el autor? De clonaciones seguro que no, de irresponsabilidad social tampoco, de sentimientos tal vez.
Ishiguro dijo en una entrevista : Lo que yo quería contar era que la vida humana es limitada y todos debemos enfrentar el envejecimiento y la muerte propia y de los seres amados. Pero, ¿por qué los clones? ¿Es que los normales no envejecen y mueren y sienten?
En la melodía de la novela percibo cierta disonancia. Es de un intimismo sobrecogedor, latimos con los protagonistas, sufrimos con ellos, pero la estructura del libro queda como en el aire, sin cimientos y por eso, en cuanto piensas un poco en ella, se tambalea.