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La anomalía. Hervé le Tellier.

La anomalía. Hervé le Tellier.

Una reunión muy animada. Allá va nuestra nota:

46,58658866,589Nota media: 6,8

Salvar el fuego. Guillermo Arriaga Jordán.

Salvar el fuego.  Guillermo Arriaga Jordán.

Reunión presencial después del verano. ¡Qué alegría volver a vernos!

Puntuación para el libro:

107,5578,57,56Nota media: 7,3

Haz el favor de no llamarme humano. Wang Shuo.

Haz el favor de no llamarme humano. Wang Shuo.

Pocos quisieron acabar de leer el libro. Aquí os pongo la calificación de los que lo hicieron:

8537Nota media: 5,7

Las manos de mi madre. Karmele Jaio Eiguren.

Las manos de mi madre. Karmele Jaio Eiguren.

Este libro ha obtenido una nota media de 6,1.

La casa del padre. Karmele Jaio.

La casa del padre. Karmele Jaio.

Puntuación otorgada a esta lectura.

8,588,588978878,58,5Nota media: 8,1

Dientes blancos. Zadie Smith.

Dientes blancos. Zadie Smith.

A este libro le hemos dado la siguiente puntuación:

676756.56.5Nota media: 6.3

El olvido que seremos. Héctor Abad Faciolince.(2006)

El olvido que seremos. Héctor Abad Faciolince.(2006)

Aquí os pongo la puntuación que le hemos dado a este libro:

58,5758,567,567,56,5Nota media: 6,75

A continuación, el comentario de José Luis:

EL OLVIDO QUE SEREMOS (Héctor Abad Faciolince)

Nota previa: Para evitar cualquier mala interpretación a mis opiniones sobre la novela, sus personajes o su autor, quiero dejar bien claro que ninguna de ellas, de mis opiniones, tratan de justificar EN ABSOLUTO el asesinato de Héctor Abad.
Repudio activamente el matar a una persona por sus ideas, máxime cuando se hace desde una posición de poder y con el agravante de la impunidad anónima.


Comentario cualitativo =
Empecé a leer este libro en la creencia de que me iba a gustar. Por una parte, el miembro de la tertulia que lo recomendó tiene un pleno aciertos conmigo y, por otra parte, el autor me había gustado mucho en el coloquio en intervino en noviembre de 2019 en la Biblioteca Cánovas del Castillo de Málaga y al que asistí. Muy ameno y fluido; tapó prácticamente al otro contertulio, nuestro paisano fallecido Pablo Aranda. Contó un par de anécdotas sobre Málaga, en dónde parece que iba a quedarse a residir con las que se metió al auditorio en el bolsillo.

El tema del libro me parecía muy interesante, aunque yo albergaba el temor, no a que no fuese a ser imparcial con la memoria del padre asesinado, cosa imposible, sino a que se pasase con los elogios, como así creo ocurre en la novela. Muy delicado el asunto de las victimas del terrorismo: se les debe respeto y reparación por la pérdida, comprensión con sus opiniones y actuaciones, pero no creo deban tener patente de corso para que todo lo que digan vaya a misa.

Novela irregular, con reflexiones para reflexionar, válgame la redundancia, y personajes y relación entre algunos de ellos muy ricas, pero sin interés alguno en la descripción de la biografía familiar y vida social del protagonista, mientras que pasa como de puntillas por su actividad política.

La adoración del hijo por el padre es innegable y de admirar, aunque esa misma veneración pone en tela de juicio la ecuanimidad con que juzga sus actuaciones.

Me resultan chocantes las repetidas narraciones de las reuniones sociales y familiares del padre, con lista nominal, nombre y dos apellidos, de los asistentes a ellas. La mayoría de esos nombres no son conocidos y no vuelven a repetirse en la novela (parecen crónicas de sociedad), y, sin embargo, no sé si llega a aclarar si la intensa actividad política de Héctor Abad, que va mucho más allá de la propia de su compromiso social en favor de las clases desfavorecidas, la hace desde una posición personal y académica u ostentó en algún momento una responsabilidad política, orgánica o representativa. Esta falta de detalle y de nombres relacionados con el asesinato de Héctor Abad convierten en culpables a los ojos del lector a todas las instituciones, autoridades, policía y justicia colombianas.

Un capítulo de la novela me parece especialmente malo y desagradable: la truculenta narración de la muerte de Marta. De verdad, ¿qué persigue refocilándose morbosamente en el dolor de la muerte por cáncer de una persona, de su hermana Marta? Parece querer utilizarlo el autor como argumento contra la existencia de un Dios que permite tal sufrimiento. Lamentable.

Héctor Abad es una persona perteneciente a la clase media alta colombiana, sociable, desprendida, con un alto compromiso social con las clases desfavorecidas; despreocupado de su familia directa, excepto de su hijo varón, al que malcría. No me explico cómo Héctor pudo licenciarse en Medicina, doctorarse y ganar unas oposiciones a cátedra. Sus vocación y actuación son las de un gestor social comprometido, las de político, dicho sea con ánimo elogioso. Igual hubiese actuado siendo abogado, sociólogo o notario de la propiedad. Pero ¿médicoooo?, ¿profesor universitario?

Él mismo era consciente de su falta de habilidad para la práctica médica, no sólo la quirúrgica, cosa que ya comprobó funestamente en una operación de vesícula que realizó siendo residente, sino que huía el trato directo e individual con los enfermos, hasta el extremo de que fuese su esposa la que atendía fraudulentamente a los campesinos que iban a su casa a consultarle y de que incluso les prescribía las medicinas.

Pero, en lugar de reconocer humildemente sus carencias, desprecia la importancia de los quirófanos, de los especialistas y de las técnicas sofisticadas de diagnóstico; incluso menosprecia la eficacia de los antibióticos. Pero lo peor es que acusa a la mayoría de sus colegas de utilizar esas prácticas para enriquecerse. Cómo la ideología puede llevar a un hombre culto a hacer afirmaciones totalmente acientíficas.

Las clases prácticas que Héctor imparte en la universidad son visitas a barrios desfavorecidos con los alumnos, o con un amigo extranjero, para informar a sus habitantes de las medidas profilácticas, pero, a la vez, para que tomen conciencia de su injusta situación y arengándolos para que reclamen sus derechos; y muchas de sus publicaciones deben ser más denuncias y reclamaciones sociales que ponencias académicas. Lo deduzco porque tras alguna de ellas, para evitar, represalias, ha de salir para largas estancias en universidades asiáticas. Habla el autor de una serie de compañeros académicos que admiraban a su padre; no dice nada de que opinarían la mayoría del profesorado y algunos alumnos sobre su dedicación académica y a la investigación.

Me ha resultado muy interesante, las reflexiones del autor sobre la muerte, la incertidumbre sobre el más allá y el afán de inmortalidad del ser humano; por otra parte, reflexiones nada novedosas, sino presentes con un u otro aspecto en la literatura y pensadores de todas las épocas. Para muchos la inmortalidad es pervivir en el recuerdo de los otros, pero se trataría de una inmortalidad con fecha de caducidad: la muerte de esos otros. El olvido que seremos.

Y a mí me ha gustado muchísimo, quizás porque en algunas facetas tengo ejemplo familiar muy próximo, la forma en que describe la relación del matrimonio. Se palpa el respeto y el amor entre ambos, a pesar de sus diferencias en creencias trascendentales y en la distinta manera en que ejercen sus responsabilidades personales para con la familia y la sociedad.

Para mi forma de ser, la persona ejemplo a imitar es la “mamá” del autor. Por cierto, no recuerdo si llega a mencionar su nombre alguna vez en la novela; sería el único personaje de entre una centena que no nomina; le traiciona el subconsciente, especie de anti complejo de Edipo; su amor por su “papá” es tan total que no le queda ni una migaja que dar a su “mamá”.

La “mamá” del autor, con un enorme respeto y amor por su marido, “sólo” se ocupa de educar y cuidar y financiar a su familia, a la vez que contribuye al desarrollo de la sociedad creando una empresa en la que también trabaja.

Calificación = 5

José Luis Casado
30 de enero, 2021

El ruletista. Mircea Cărtărescu (2010).

El ruletista. Mircea Cărtărescu (2010).

Muy animada la reunión. Gracias por explicarme muchas cosas que no había entendido. Siempre es un placer hablar con vosotras/os.

La puntuación que le hemos dado ha sido la siguiente:

998,579,587657Nota media: 7,6

Felices Fiestas a todos. Nos vemos en enero.

Cara de pan. Sara Mesa.

Cara de pan. Sara Mesa.

Una particular relación a la que le hemos dado la nota siguiente:

8767676568Nota media: 6,6


Un hombre llamado Ove. Fedrik Backman.

Un hombre llamado Ove. Fedrik Backman.

Segunda reunión de la Era Virtual.

Nuestra puntuación para Ove ha sido: 

756777778,55,557Nota: 6,6


Una suerte pequeña. Claudia Piñeiro (2005)

Una suerte pequeña. Claudia Piñeiro (2005)

Primera reunión virtual de nuestro club en septiembre de 2020.

En general, muy buenas las puntuaciones para este libro.

Hemos tenido un nuevo tertuliano, Ismael. Bienvenido.

6898.58.588.5107.59106Nota media: 8.25

1793. Niklas Natt Och Dag (2017).

1793. Niklas Natt Och Dag (2017).

Reunión prevista inicialmente para el 30 de marzo de 2020, aplazada por el confinamiento debido a la pandemia de Covid-19 y realizada en junio.

Muchas ganas de vernos, mascarillas, distancia. Feliz reencuentro.

La puntuación:

8788898Nota media: 8

Una educación. Tara Westover (2018).

Una educación. Tara Westover (2018).

Nuestro grupo ha querido dar a este texto la siguiente puntuación:

6879688,59977,56Nota: 7,6

Viento del este, viento del oeste. Pearl S. Buck (1930).

Viento del este, viento del oeste. Pearl S. Buck (1930).

Bastante asistencia a esta reun¡ón y tres votos no presenciales.

Damos la bienvenida a un nuevo compañero lector, Jose.

La puntuación ha sido:

7,587,58777678,5876,576,5Nota: 7,2

La ley del menor. Ian McEwan (2014).

La ley del menor. Ian McEwan (2014).

Nota de este texto:

7,5878,5677,587776Nota: 7,2

Hôzuki, la librería de Mitsuko. Aki Shimazaki (2017).

Hôzuki, la librería de Mitsuko. Aki Shimazaki (2017).

La nota de este libro es:

78768,548886Nota: 7


El extranjero. Albert Camus (1942).

El extranjero. Albert Camus (1942).

Las puntuaciones dadas a este libro han sido

777788745Nota media: 6.7

Crematorio. Rafael Chirbes (2007).

Crematorio. Rafael Chirbes (2007).

Poca asistencia a esta reunión pero fue muy interesante. La puntuación, muy buena.

88,588,56Nota: 7,8

Pedro Páramo. Juan Rulfo (1955).

Pedro Páramo. Juan Rulfo (1955).

Este libro se ha reseñando anteriormente en este blog (ver).

La puntuación que le hemos dado ha sido:

7,57951088,577,5510Nota: 7,7

Nos vemos después del verano.

Los asquerosos. Santiago Lorenzo (2018).

Los asquerosos. Santiago Lorenzo (2018).

A este título le hemos dado la puntuación siguiente:

7,58,5585886636Nota: 6,5