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PAUL BOWLES: EL CIELO PROTECTOR (1949)

PAUL BOWLES: EL CIELO PROTECTOR (1949)

Seix Barral

     Personaje fascinante con una compañera que también lo era, Jane Bowles, relacionados con España y con Málaga en concreto. Vida errante y a la vez fija en Tánger. Aventurero y tranquilo, heterosexual y homosexual, músico y escritor.
     Neoyorkino de Long Island (1910), hijo único de padres estrictos y obsesivos con los que siempre chocó. Con 18 años e iniciados sus estudios universitarios, decide marcharse tras el enésimo enfrentamiento con su madre, que terminó con él sujetando un cuchillo. Sabiendo que la situación no podría desembocar más que en tragedia, escapa a Europa, donde se une a los surrealistas y a los integrantes de esa Generación Perdida (norteamericanos que se fueron a Europa durante la I Guerra Mundial) como Ezra Pound. Empieza a escribir, pero la gran mecenas Gertrude Stein le recomienda que lo deje. Ante esto, decide marchar de nuevo a Nueva York para dedicarse a su gran pasión: la música. Se va a formarse en composición con Virgil Thompson y Aaron Copland y, gracias a él, empieza a viajar. Stein le insiste en que tiene que ver Marruecos y Bowles descubre Tánger, en concreto, que sería su hogar, la “ciudad huérfana”. Fueron años de viajes: se recorrió parte de América (vivió en México cuatro años y aprendió un castellano preciso y suave),  Europa y Asia (compró una isla en Ceilán). Pero también de una gran producción musical: compuso muchas partituras para ballets y bandas sonoras de películas (Orson Welles, John Huston, Elia Kazan) y obras de teatro (Tennessee Williams, Jean Cocteau); y fue un reconocido crítico musical.
     En este trajín de viajes y trabajo conoce a la dramaturga y novelista Jane Bowles: su pareja de por vida. Se casa con ella en 1938. Su relación fue siempre muy curiosa, porque ambos eran bisexuales y tenían otras parejas: vivían en apartamentos diferentes aunque próximos. Jane tuvo los veinte años de su vida una amante marroquí, Cherifa, que hacía las cosas de casa: Paul siempre creyó que ésta era una especie de bruja y que había estado envenenando a su mujer. Lo cierto es que Jane pasó los últimos dieciséis años con una grave enfermedad mental y murió aquí en Málaga, donde está enterrada.
     En 1944 se instalan ambos en Tánger para siempre (aunque sus viajes por el mundo continúan). Renuncia así a la brillantez de Nueva York para seguir el aforismo de Kafka (uno de sus escritores favoritos): “A partir de un cierto punto, ya no hay posibilidad de retorno).
     Y es Jane la que le anima a volver a escribir. De esta vuelta a la escritura nace El cielo protector que se convirtió en un éxito de ventas y le dio el reconocimiento en su país natal. Comienza a escribir de forma constante, aunque no abandona la música. Irá recopilando por todos los lugares que va la música folklórica y tenía en su haber una gran colección de documentos etnográficos musicales.
     Su casa se convirtió en el epicentro de la llegada masiva de artistas, norteamericanos principalmente. Atraídos por sus elogios a Tánger, por la disponibilidad de drogas como el hachís y por la libertad sexual que se vivía allí, se acercaron muchos miembros de la Generación Beat (de la algunos dicen que fue precursor), como Allen Ginsberg, Jack Kerouac y William Burroughs,  y de la Gay Society americana, como Tennessee William, Gore Vidal o Truman Capote.
     Participaba de los ideales de los beat (humor, franqueza sexual, ecología o candor político), pero escorados en su literatura hacia lo oscuro y el miedo como fuerza princiapal de emoción que mueve el mundo.
     Tánger significó el descubrimiento del kif, bajo cuyos efectos escribió páginas de La tierra caliente y de los relatos de El jardín: "Podía escribir usándolo, pero siempre sin miedo a quemarme, por así decirlo. En cuanto comprendí esto desaparecieron todas las pesadillas, la compulsión y la angst (angustia). Solucioné mi problema de todos los días y por fin encontré placentero vivir, que es lo máximo que cualquiera puede desear".

     Pero aunque la crítica reconoció sus escritos, la aclamación del gran público llegaría con la adaptación que de su novela hizo Bernardo Bertolucci en 1991, en el hace un pequeño cameo. Le sirvió para que fuera redescubierto en su país, donde se programó su música, se reeditaron sus libros y ensayos, se publicaron sus fotografías, una biografía, un documental… Todo esto le sirvió de alivio económico pues pasaba una época de apuro.

     Bowles estuvo profundamente unido a España y muy dolido por la situación de dictadura de la Península (estuvo militando durante unos años en el Partido Comunista). Su obra como compositor está impregnada de voces y sonidos españoles: muchas de ellas se basaban en textos de García Lorca (“Lorca, al que no llegué a conocer personalmente, fue mi máxima inspiración”). Así estrena The wind remains (1943), una zarzuela con dirección musical de Leonard Bernstein, inspirada en Así pasen cinco años y la ópera Yerma (1958). Además, cuando llegó por primera vez a España en 1932 con Copland quería conocer a Falla porque consideraba que su influencia sobre la música norteamericana era fundamental. También trabaja con Dalí en un ballet. Y admiraba a Miró y Joaquim Barceló. Además era forofo del Barça y no se perdía un partido. Visitaba a menudo España desde Tánger y fue aquí donde recibió tratamiento médico por cáncer.

     En su ambiente, intentó ayudar a escritores marroquíes a ser reconocidos fuera y dentro de su país; destaca la labor de amanuense que hizo del escritor “analfabeto” Mohammed M’Raabet.

     Desde luego, lo que siempre se ganó fue la admiración de todo aquel que le conocía.

     Murió en Tánger, en el hospital italiano, en 1999.

Zaida

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