La elegancia del erizo. Muriel Barbery. 2007.
Para mí, es uno de los mejores libros que he leído últimamente. Una novela compendio de filosofía, referencias bibliográficas, gramática, arte.
Una obra que nos habla de la soledad y de la necesidad de compartir. La soledad de dos seres que viven en el mismo edificio. Toda la historia la construyen dos personajes: una chica de 12 años, inquilina de uno de los pisos, y la portera del bloque, una portera-portera, como les gusta a los vecinos de clase alta que en él viven. La chica, Paloma, una preadolescente increíblemente inteligente, nos escribe dos diarios y nos explica su decisión de suicidarse al cumplir 13 años y quemar su vivienda. La portera, Renée, con sus pensamientos, nos desvela que no es quien quiere aparentar: con una inteligencia y una cultura que por todos los medios quiere ocultar, sólo quiere pasar desapercibida. Cada una vive ajena a la otra a pesar de lo parecidas que son.
La novela también es una crítica a la burguesía francesa: a esa bienpensante, ya sea de derechas o de izquierdas (aunque se ceba en los descendientes del mayo del 68, que se han convertido en unos reaccionarios).
Pero es mucho más que eso: con un lenguaje sencillo va desgranando ensayos sobre filosofía, literatura, arte y gramática. Y todo ello aderezado con momentos de gran humor: “Porque, en la ciudad, son los perros quienes llevan a los amos de paseo, aunque nadie parezca comprender que el hecho de haber querido cargar voluntariamente con un perro al que hay que sacar a pasear dos veces al día, llueva, nieve o haga viento, equivale a pasarse uno mismo una correa al cuello”.
Sus historias y las de sus vecinos contadas por ambas nos desvelan el microcosmos de esta especie de “Historia de una escalera” de clase alta en la que destacan los amantes de los animales, los gatos antes que los perros, las señoras de la limpieza que son damas y los extranjeros que llegan a Francia.
Para mí, perfecta. Si alguno la habéis leído, comentad que os ha parecido.
Un saludo a todos.
Zaida
2 comentarios
Mercedes -
Es una bocanada de aire fresco para la literatura actual.
Creo que todo calificativo se queda corto. Es más que una novela, es una reflexión constante que Muriel pone en boca unas veces de Renée, con sus comentarios sosegados propios de haber vivido, otras de Paloma, quien a través de sus ideas profundas y su Diario del movimiento del mundo, nos hace sobre la vida, el amor, el sexo, el arte, la belleza-arte, o el arte-belleza, la estupidez humana, los ricos, la educación, la enseñanza, el lenguaje, la amistad, la muerte son los grandes temas de siempre pero con unos planteamientos y una forma de escribir bastante originales.
Muriel, haciendo gala de una ironía sin límites (ejemplo Paloma criticando el psicoanálisis) y demostrando un conocimiento profundo de la filosofía así como una aguda inteligencia, nos va narrando la vida de Renée y Paloma. Dos personas aparentemente distintas (Renée 54 años, Paloma 12-13) una portera, la otra hija de un ministro de la República, pero con una sensibilidad y una mentalidad parecidas. Viven aisladas dentro de su entorno, se hacen amigas gracias a la aparición de un personaje nuevo en el edificio: Ozu, un japonés con un bagaje cultural también amplio y sin el corsé que imprime la pertenencia a una clase social.
De la mano de este personaje hace una reflexión sobre la emigración en Francia que se puede hacer extensible al resto de los países. Ozú representa la aparición de un elemento ajeno a su cultura pero profundamente conocedor de ella. Es el gozne que sirve de unión entre lo oriental y lo occidental, trasmitiendo lo mejor de la cultura japonesa.
También Muriel nos da su opinión sobre los extranjeros que aún nacionalizados no consiguen integrarse en el espacio social francés y por ende europeo, refiriéndose a los últimos disturbios ocurridos en París en el año 2006:
es un gesto de rabia y de frustración, y quizá la rabia y la frustración más grandes no sean el paro, ni la pobreza ni la ausencia de futuro; quizá sea el sentimiento de no tener cultura porque se está dividido entre varias culturas entre símbolos incompatibles. ¿Cómo existir si uno no sabe dónde está?¿Si se tiene que asumir a la vez una cultura de pescadores tailandeses y otra de grandes burgueses parisinos?¿De hijos de inmigrantes y de miembros de una gran nación conservadora? Entonces uno quema coches porque cuando no se tiene cultura, uno deja de ser un animal civilizado y pasa a ser un animal salvaje. Y un animal salvaje quema, mata y pilla (pag.278-79)
Las reflexiones que hace acerca de la filosofía las encuentro muy acertadas y me gusta como describe el asombro que le producen algunas frases
Manoli -
Dado que soy ávida lectora de novelas, reconozco que me ha gustado más el primer enfoque que el segundo. La niña que busca un motivo para vivir (como todos) y la anciana que busca un lugar donde ser ella misma (también como todos).
Me parece que los personajes pecan un poco de estereotipos. La vida no es así, conozco pijos que son personas cultas, inteligentes y amables y también conozco otras de menor poder económico y que son zafias y egoístas. De todo hay, no todos los ricos son insoportables ni todos los pobres bondadosos, y una mente abierta (como la de René) debería saberlo.
Tampoco creo que la sensibilidad artística esté ligada al conocimiento del arte. Se disfruta de las cosas bellas sin que sea necesario haber leído gruesos tratados.
El personaje del príncipe azul japonés que viene a rescatar a la vieja Cenicienta no me ha gustado mucho, habría preferido que se liberara ella sola.
Resumiendo, un libro original, que se lee con interés, con bastantes referencias filosóficas, artísticas o literarias que he entendido a medias, con algunas ideas que comparto y con otras que no.
Un libro que me ha gustado menos de lo que esperaba pero que me ha gustado leer.