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BERNHARD SCHLINK: EL LECTOR (1995). Anagrama Barcelona 2000.

BERNHARD SCHLINK: EL LECTOR (1995). Anagrama Barcelona 2000.

“Bueno, yo… O sea… A ver, ¿qué habría hecho usted en mi lugar?”
 

   Una concurrida reunión la de ayer, y animada. Al libro se le asignó una puntuación muy buena, 8.2, con mínimos de 7 y hasta un 10.
   Una perspectiva del nazismo poco habitual, la de los descendientes, la de los espectadores. Se habló de culpa, de obediencia, de educación, de miedo, de psicología, de amor, de deseo, de libros, de cine.

   Aquí  tenéis el enlace al material recopilado durante la lectura y a continuación la reseña elaborada por Zaida.

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   Pocos datos hay en la red sobre la vida de este tardío escritor alemán, que comenzó su andadura literaria a los 43 años. Nacido en 1944 en Bielefeld (del estado federal de Renania del Norte-Westfalia), de un padre teólogo protestante, profesor universitario, y una madre que también había estudiado teología y que es calvinista, lo que han hecho de él una persona religiosa y, como él mismo dice en una entrevista, le “influyó para que mis libros giren en gran medida alrededor del bien y del mal, de la lealtad y de la traición”. Su padre estuvo abiertamente en contra del movimiento nacionalsocialista y, por ello, fue expulsado de su cátedra. Estudió Derecho y se convirtió en juez en el Tribunal Constitucional de su estado) y en catedrático de Historia del Derecho en las Universidades de Humboldt (Berlín) y Yeshiva (Nueva York). Vive entre Bonn y Berlín. En una entrevista realizada por El País en 2002 afirmaba que iba a dejar la enseñanza para dedicarse a escribir: no he encontrado datos sobre si lo hizo, pero ya tiene edad de estar jubilado, así que…

   Comenzó escribiendo una novela policíaca a dos manos, junto a Walter Popp, La justicia de Selbs (1987). Y luego decidió convertirla en serie con dos novelas más (El engaño de Selb, 1992, y El fin de Selb, 2001) pero ya escritas por él solo. Gerhard Selb (en alemán parece ser que significa “yo mismo”) es un detective privado de 68 años, con muchos achaques, que trabajó como fiscal para los nazis y él mismo fue un nazi convencido. En la actualidad se arrepiente de ese pasado, lo que hace el leit-motiv de sus novelas y de la resolución de sus casos: todo se ve mejor desde una perspectiva temporal. Se trata, como en la novela que hemos leído, de presentarnos el problema moral que se nos presenta ante personas que estuvieron en connivencia con los nazis.

   Será en 1995 cuando su carrera como escritor despegue, gracias a El lector: tuvo gran repercusión en su país y trascendió sus fronteras, siendo traducida a casi 40 lenguas. En EEUU se convirtió en un libro conocido gracias a la publicidad que hizo de ella Oprah Winfrey en su programa televisivo. Ha ganado premios en varios países: Hans Fallada (Alemania), Premio Haus der Kulturen der Welt (Alemania), Premio Grinzane Cavour (Italia), Prix Laure Bataillon (Francia), Premio Ehrengabe (Alemania). Una curiosidad: el título original es Der Vorleser, que parece ser que significa “el que lee en voz alta”.
Fue llevado al cine por Stephen Daldry en 2008, con Kate Winsley en el papel de Hanna y David Kross y Ralph Finnes en los de Michael de joven y de adulto. Consiguió multitud de nominaciones en muchos festivales cinematográficos (Oscars, Globos de Oro, BAFTA, Cine Europeo), consiguiendo en casi todos Kate Winslet los premios a mejor actriz principal.
Uno de sus cuentos también ha sido filmado: Crónica de un engaño (The other man), en 2008, por Richard Eyre, con Liam Neeson, Laura Linney y Antonio Banderas. La he visto y, aunque no es una película estupenda, se deja ver y me gusta la originalidad con la que cuenta esta historia de infidelidad conyugal.

   Otras novelas suyas son (ambas en Anagrama):
   El regreso (2007): de niño, Peter Debauer pasa las vacaciones en Suiza con sus abuelos. En los años 50 el papel está muy caro y los abuelos le regalan pliegos de las pruebas que corrigen para que aproveche el dorso, pero le prohíben leer el anverso. Peter desobedece: son los fragmentos de la odisea de un soldado alemán que regresa a casa tras su cautiverio en Siberia. Cuando su mujer le abre la puerta, lleva un niño en brazos y a su lado hay un desconocido. Años después, tropezará de nuevo con esa historia y querrá conocer el final.
   El fin de semana (2011): nos presenta el reencuentro de un grupo de amigos con motivo de la salida de la cárcel de uno de ellos. Haciendo repaso a la sociedad alemana, su historia, las cicatrices que la guerra dejó en ellos, estaba vez haciendo hincapié en la Fracción del Ejército Rojo (la Baader-Meinhof).

Zaida

2 comentarios

Manoli -

Yo le he dado un 7. Me ha gustado, es un libro que se lee con interés y nos lleva a muchas reflexiones.
No me ha gustado el final, creo que le sobran páginas. Para mí el libro debería haber terminado en el suicidio de Hanna porque el resto creo que no aporta nada y más bien entibia el relato, el desenlace habría quedado más dramático, más impactante.
También creo que hay circunstancias de los personajes que son importantes y no quedan claras. Por ejemplo, debería habernos explicado más las razones de Hanna para ocultar su analfabetismo porque nos cuesta entender cómo siendo inteligente, como lo era, no pudo aprender antes, cómo llegó a esa situación en un país avanzado como era el suyo y por qué no lo contó cuando su vida dependía de ello.
También da a entender que todas las relaciones posteriores de Michael están marcadas negativamente por su relación con Hanna, ¿por qué? O tal vez lo que le afecta es lo que descubre luego, que se acostaba con una nazi. No lo sabemos porque el autor no nos lo dice.
Nada de todo esto me impide decir que es un libro muy recomendable, con una visión original de un momento de la historia sobre la que todo parece haber sido dicho, escrito o filmado y eso no es poco.

Inma -

Me ha gustado bastante El lector, mi puntuación ha sido un 8, aunque a decir verdad, me ha costado trabajo disociarlo de la película que lleva el mismo título y que había visto con anterioridad. Ayer hablamos de muchos aspectos de esta obra, pero, resumida a lo esencial, creo que lo que pone de manifiesto, son las dificultades y cómo no, el dolor que supuso la convivencia de dos generaciones de una misma sociedad; el pasado inherente a un presente, en lo que tuvo de bueno y lamentablemente también, en lo que tuvo de execrable. Una culpable y otra acusadora, una desde el contexto de una circunstancia de su historia y otra con la perspectiva que confiere siempre la distancia.