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JUAN JOSÉ MILLÁS: LAURA Y JULIO (2006)

JUAN JOSÉ MILLÁS: LAURA Y JULIO (2006)

Seix Barral Biblioteca Breve

    Con esa mirada melancólica y somnolienta que tiene y ese pelo canoso al viento, a Juan José Millás le encanta ver otras perspectivas de las cosas. Pero, sobre todo, le encantan las palabras y también los dobles sentidos y las realidades paralelas. Por eso, su profesión no podía ser otra que la de escribir, aunque haya pasado por otras muchas que no lo eran: es más, no será hasta 1993 cuando abandone esas otras tareas que le ocupaban las mañanas laborables.
    Valenciano de nacimiento (1946), su numerosísima familia (eran nueve hermanos) se trasladó cuando él contaba con seis años a Madrid en busca su padre de un futuro laboral más alentador. Esos primeros  años en un barrio periférico (La Prosperidad), que le servirá de escenario para muchas de sus novelas, con grandes dificultades económicas y sin el mar y la luz de Valencia no son fáciles para él. Además, no es un buen estudiante y va a trancas y barrancas hasta el instituto.     
    Comienza pronto a trabajar, en la Caja Postal, y se matricula en nocturno: algunos buenos profesores le hacen interesarse más por los estudios y consigue terminar y empezar la carrera de Filosofía en la Complutense (también en nocturno porque no deja de trabajar). Pero no la terminará, porque, cuando comienza la especialización en el cuarto curso, los planes de estudios tan obsoletos y aburridos le hacen decidirse a abandonar y dedicarse a estudiar por su cuenta. Además, así puede dedicarle más tiempo a lo que ya son sus pasiones absolutas: leer vorazmente y escribir. Es 1968: se casa y tiene un hijo.
    Unos años más tarde, empieza a buscar otros trabajos que le dejen más tiempo para escribir. Al final, en 1971, aprueba unas oposiciones para administrativo de Iberia (tras un período de profesor de academia y hasta marionetista) y en este trabajo se quedará hasta que decida que puede dedicarse en exclusividad a las letras.
    Comienza a escribir poesía y a armar una novela, tan mala según él que no se acuerda ni del título. Era una novela muy experimental formalmente, porque eran los años en los que triunfaba Rayuela, pero le servirá para probarse a sí mismo y para analizar los fallos y enmendarlos. Con gran disciplina, comienza otra y, tras terminarla, no sabiendo qué hacer con ella, la manda al Premio  Sésamo 1974 y lo gana: Cerbero son las sombras. Se la publican, pero en una mala editorial que la distribuye muy mal y no tiene repercusión ni de crítica ni de público lector.
    Este premio le anima y comienza una nueva: Visión del ahogado, que termina en 1976. Tras la mala experiencia editorial de la anterior, consigue (con los contactos del jurado del premio Sésamo, como García Hortelano) publicar en Alfaguara y recibe unas críticas muy positivas, aunque las ventas son pocas.
    Incansable sigue su labor y la crítica sigue de su lado. Pero será una novela para adolescentes, Papel mojado (1983), la que le traiga también el apoyo de los lectores: se vendió mucho e incluso hoy en día sigue vendiendo. Y a partir de ella los lectores se sumarán a los críticos y sus obras se comienzan a vender y deja de ser considerado un autor minoritario: lo conseguirá con El desorden de tu nombre (1984).
    En lo que respecta a su vida personal, se había divorciado en 1977 y se volverá a casar con una psicoanalista (para él otra influencia en su obra) en 1987, con la que tuvo otro hijo y con la que sigue actualmente.
    La vida le sonreía, aunque aún seguía trabajando en Iberia. En 1990 ganó el Premio Nadal con La soledad era esto y el prestigio y el reconocimiento, que en todo momento le tenía la crítica, hacen que comience una nueva faceta: la de periodista. Empieza a redactar columnas en El País y a él se sumarán otros periódicos en los años siguientes. Su peculiar estilo entusiasma y eso hace que le lluevan los trabajos, por lo que decide dejar de trabajar en Iberia. Desde entonces, su día a día es el siguiente: se levanta a las cinco y de seis a ocho escribe literatura, luego sale a caminar y, cuando vuelve, escribe sus artículos y columnas, para terminar el día leyendo durante unas tres horas.
Su prestigio, tanto nacional como internacional, no ha dejado de crecer desde entonces. Numerosos premios, traducciones a más de una veintena de idiomas, doctor honoris causa por diversas universidades, sujeto de diversas tesis doctorales y recién Premio Nacional de Narrativa (2008) con El mundo (que también consiguió el Premio Planeta), una autobiografía.

La obra de Millás es muy característica. Destaca por sus situaciones surrealistas: situaciones normales de la vida cotidiana a las que Juan José da una visión desde otra perspectiva, que generalmente adquiere un giro fantástico. Sus personajes son gente corriente que se ve atrapada en situaciones que se salen de lo ordinario (mundos paralelos como el de Julio, crímenes, locuras o depresiones). Aunque su estudio psicológico de los personajes es profundo (generalmente alguien a quién las casualidades y los sucesos le desbordan), el narrador se suele desligar de los dramas o angustias que está relatando, como si lo hiciese de una forma desapasionada e incluso apática. Justifica esa fascinación por lo ligeramente extraordinario, por sus influencias literarias (se declara admirador de Kafka y Dovstoiesky) y por estar casado con una psicóloga psicoanalista.
Sus principales obsesiones podemos descubrirlas en este libro que nos hemos leído:
• el problema de la identidad,
• la simetría,
• la incomunicación y la rutina,
• los otros espacios habitables dentro de nuestro espacio,
• el amor, la fidelidad y los celos
• la tristeza crónica y la soledad no buscada

Otro rasgo a destacar es su investigación casi matemática del lenguaje: “más que una rebelión, en mí siempre ha existido una extrañeza frente al lenguaje. Vivo en conflicto con las palabras. Para mí, son sonidos con textura, con olor, con sabor, son casi objetos. Algunas me penetran y me duelen. Aquella relación ha sido fundamental para hacerme escritor”. Esta fascinación por las palabras y el lenguaje la vemos en El orden alfabético (1998), donde una persona totalmente solitaria y traumatizado por un sueño quiere ordenar su mundo siguiendo estrictamente el orden que llevan las letras en el alfabeto (en este mundo se cenará antes de desayunar y la  lencería no estará en el cajón, sino entre el fémur y la lengua…)

Ha creado un género literario personal, el articuento, entre la literatura y el periodismo, en el que una historia cotidiana se transforma por medio de la fantasía en un punto de vista para mirar la realidad de forma crítica. En ellos trata temas de sociedad, situaciones, reflexiones o problemas provocados por los comportamientos humanos. Son, en realidad, artículos de opinión pero más cercanos a la ficción literaria. Su objetivo es mostrar lo que no se ve de la trama, distinguir lo verdadero de lo falso en las situaciones cotidianas. Están llenos de humor y de ironía.

Algunas obras destacadas son:
• El desorden de tu nombre (1986): Julio Orgaz es un cuarentón divorciado que trabaja en una editorial y va al psiquiatra. En un parque conoce a una mujer casada, en quien cree reconocer la reencarnación de su amante Teresa, muerta en un accidente. Empieza una relación con ella, que irá contando a su psiquiatra.
• La soledad era esto (1990): es la historia de una mujer en crisis, Elena, un repaso a su vida y una confrontación con las relaciones que ha mantenido con sus allegados. Es un relato de la pérdida de la identidad propia
• Dos mujeres en Praga (2002): Luz es una solitaria y misteriosa mujer que acude a un taller literario para que un escritor profesional le escriba su vida.

Zaida

5 comentarios

Manoli -

Un desamor, el peor de todos los posibles, el que se siente por uno mismo. Julio no se ama, ni siquiera se gusta. Por eso, cuando tiene la oportunidad, se apropia de la vida de otro, de su casa, de sus ropas, incluso de sus sentimientos, de su vida junto a su amante y de la paternidad de su hijo.
Muy buenos los cuentos que Julio va desgranando a lo largo de la novela. Un relato bien estructurado.
Me ha gustado este libro.

Manolo -

La primera observación que nos deja ver el autor es la relación de pareja . Como esta , con el tiempo , se vuelve monótona y anodina ; no hay nada nuevo que contar ; nada nuevo que explorar ; nada nuevo que preguntar . Consecuencia : sumisión ( de lo que existe ) o ruptura de la convivencia . Como vemos el tema no es nada rebuscado , la verdad que bastante manido .
En este caso es Laura la que tiene que esperar a que aparezca un nuevo "affaire" en su vida para dar el paso siguiente ( quizás no lo hizo antes por miedo a la soledad ). El , Julio , sin embargo parece mostrarse "complacido" con esta vida monótona , parece no importarle . Como ya he comentado , el comienzo del libro no es nada especial . Típico y tópico ; ella se lía con Manuel , Julio es "invitado" a abandonar la vivienda y la convivencia . Lo que ya no es típico ni tópico , es que Julio se cambie de casa ( la de Manuel ) y se mude también de personalidad ( la de Manuel ).
El autor en este punto deja en segundo plano a Laura y Manuel , y centra el personaje principal del libro en Julio y todo aquello que le rodea . Julio se ve a sí mismo a través de los ojos de Manuel , se transforma en este , vive en su piso , utiliza su colonia…etc. Se traviste de Manuel para poder ver su piso ( su vida ) anterior desde otra perspectiva.
Como consecuencia de esta "visión" de sí mismo , Julio se vuelve un ser victimita y egocéntrico . Pienso que de todas formas Julio no termina de comprender que su vida era anodina y monótona . Que el echo de vivir como " otro " , no le compensa interiormente . Que tanto Manuel , como Laura…como él mismo son seres normales y corrientes , sin nada extraordinario que les haga ser realmente especiales o diferentes al resto de los mortales ( bueno , Julio sabe contar unos cuentos preciosos ).
De este autor ya había leído -El Mundo- que me encanto , el libro - No mires debajo de la cama - que me sorprendió ( por su surrealismo ) , y este que podría decir que me ha dejado un tanto indiferente . Pero es un libro ameno en su lectura y no se hace pesado .
Nos vemos.

Críspulo -

Lo que más me gusta de esta novela es el modo en que el autor presenta los personajes, "reales" como nuestro vecino, o incluso como nosotros mismos, con sus dudas e incertidumbres. Personajes que están llenos de humanidad en el más amplio sentido de la palabra, como Julio por ejemplo, un trabajador por cuenta propia que triunfa en su profesión, al parecer felizmente casado, pero que en el fondo se descubre a si mismo cuando se "trasviste" como su vecino y amigo, un escritor que todavía no ha publicado.
Y por si fuera poco se hace amena su lectura.

Mabel -

Laura y Julio son un matrimonio cuya vida monótona y complaciente va a ser interrumpida por la aparición de un vecino (Manuel) que llenará sus vidas hasta el extremo de considerarlo casi un hijo.Un terrible accidente de Manuel transformará sus vidas llevando a Laura y Julio a la separación y colocando a Julio en la posición de adoptar la personalidad ,vida y costumbres de su vecino.
Otros personajes añadidos a la historia le sirven de excusa para contar bellos cuentos sobre sombras que a mi parecer son lo único bueno de la novela.
Sinceramenente creo que es una novela completamente prescindible pero ,sobre gustos hay colores.

Inma -

Laura y Julio de Jorge Millás es una novela que nos presenta a un trío muy peculiar.
Julio, un marido pusilánime, que sólo empieza a plantearse el sentido de su vida cuando Manuel, la persona prepotente de la historia, que ha estado poniendo ante sus ojos su "mediocridad" (entre otras cosas), permanece en coma en el hospital después de un accidente, permitiendo así que Julio pueda ver a través de él usurpando su personalidad.
Laura, la esposa, normal (creo) hasta que conoce a Manuel. A partir de entonces, descontenta, idiotizada y surrealista espiritual, empieza a hacer cambios en su vida y en la de los demás.
Puede gustar más o menos, pero es una novela fácil de leer.